Los cineastas se movilizan contra la crisis de la industria
El PSOE pide la comparecencia en el Congreso de la ministra de Cultura
El cine español se ha puesto en pie y ha comenzado una movilización contra la crisis que arrastra la industria. Representantes de distintos sectores -productores, directores, actores y técnicos- se reunieron el pasado martes en Madrid y exigieron de las autoridades igualdad de condiciones para el cine español a la hora de competir en el mercado. "Las condiciones actuales niegan al cine europeo y español la posibilidad de intentar alcanzar una cuota de mercado que se adecue a las características de la industria española", denunciaron en un borrador que servirá de informe de trabajo para la elaboración de un documento definitivo, documento que tendrá que estar listo antes del 1 de febrero, día en el que se celebra la gala de los Premios Goya.
Los distintos sectores se comprometen a elaborar un documento antes del 1 de febrero
Los productores piden que los filmes españoles rentables no se retiren de las salas
El Grupo Parlamentario Socialista solicitó ayer la comparecencia de la ministra de Cultura, Pilar del Castillo, en el Congreso para que explique la situación del cine español, que el año pasado perdió más de ocho millones de espectadores con respecto a 2001. Carme Chacón, secretaria de Educación y Cultura del PSOE, aseguró ayer que los datos son "preocupantes" y que la situación se podría atajar desde las administraciones públicas. Por su parte, la ministra de Cultura aseguró la existencia de una tendencia "al alza" del cine. "Nuestra obligación es hacer un análisis a fondo para que sepamos dónde estamos, sin obviar la existencia de ningún problema", dijo Del Castillo.
La reunión del martes fue la primera de una serie que se celebrará entre los responsables de los sectores afectados, preocupados por la situación, y a las que se incorporarán también distribuidores y exhidores, ausentes del citado encuentro.
Según el borrador elaborado, la cuota de mercado del cine español, de cumplirse las condiciones exigidas por los diferentes sectores, debería estar en un 35%, y la de terceros países, o sea, Estados Unidos, no debería superar el 65%. El año 2002, la cuota de mercado de las películas españolas fue de un 13,4%, cinco puntos menos que en 2001.
La palabra crisis protagonizó buena parte del encuentro, auspiciado por la FAPAE (Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales de España), según algunos de los asistentes. El informe anual de la Academia de Cine, hecho público la semana pasada bajo el título de La crisis, despertó recelos entre algunos sectores y opiniones diferentes de cómo abordar la situación. Al encuentro asistieron Marisa Paredes y Joaquín Oristrell, presidenta y vicepresidente, respectivamente, de la Academia.
"Afortunadamente, la reunión ha ido muy bien", aseguró Marisa Paredes a este periódico, que no negó que el informe de la institución que preside fue puesto en cuestión por algunos de los asistentes. "El sector está de acuerdo en el análisis de la situación, a pesar de que la palabra crisis asusta un poco, porque da una sensación dramática. La crisis existe, otra cosa es cómo lo podamos llamar. El cine español vive una situación de emergencia en la que no se dan las condiciones necesarias a nivel de distribución y exhibición. El acuerdo ha sido unánime", añadió Marisa Paredes, para quien lo que está fuera de toda duda es la creatividad del cine español y el apoyo de los espectadores. "Desde el punto de vista creativo, nuestro cine está en su mejor momento. Los espectadores apoyan nuestras películas. El problema es que no se dan las condiciones ni en las salas de cine ni en las televisiones, donde se relegan nuestros títulos a horarios de escasa audiencia. La cultura tiene que estar protegida", terminó la actriz y presidenta de la Academia.
"De momento, hemos abordado las causas de la crisis, ahora nos pondremos a buscar fórmulas para atajarla", aseguró Eduardo Campoy, presidente de la FAPAE,quien afirmó que la situación negativa afecta a la exhibición (la pérdida de espectadores) y no a la producción (el año pasado se hicieron sólo tres películas menos que en 2001). "Tenemos que exigir que las películas españolas rentables no se retiren de las salas", dijo Campoy.
El documento exige también voluntad política al Gobierno y a las comunidades autónomas, y pide un compromiso por parte de los dos principales soportes que sostienen la financiación de la producción: la Administración y los operadores de televisión. Los cineastas aseguran en el informe que "hoy día resulta impensable que un país que pretende estar en primera línea cultural y económica no potencie una cinematografía propia".
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