Maruri
Quiero expresar mi indignación ante la postura del Gobierno vasco en el caso del párroco de Maruri. Dice el señor Imaz que cumplen con su obligación al garantizar la seguridad del sacerdote, por un lado, y permitir, por otro, la libertad de expresión del grupo de vecinos que se concentran todos los domingos a la salida de misa. Y afirma el portavoz del Gobierno vasco que ésta es la posición "responsable".
Cree el PNV que lo justo es colocarse en un término medio, entre unos y otros. "Como Cristo entre los dos ladrones", según ha dicho alguna vez Arzalluz. Y resulta que es lo contrario. Acusar injustamente a una persona de "atacar al nacionalismo" y dar relieve físico a esa acusación rodeando al acusado a la salida de su trabajo (en este caso, a la salida de misa) es una canallada. Y teniendo en cuenta la amenaza terrorista que existe en el País Vasco, es una temeridad irresponsable.
Por eso el Gobierno vasco no es más justo dando vía libre a las protestas. Lo que hace es poner en la diana al cura de Maruri. Ibarretxe debería saber que su postura en Maruri es la de Pilatos. Y que no se puede hacer justicia mientras no se distinga entre víctima y verdugo.
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