Un ganador dedica 20 horas de trabajo a una foto y otro reivindica el encanto de los infrarrojos
Ricard García Redons se va colgando medallas por donde pasa. "Últimamente estoy ganando bastante premios, el de Ciudad de Talavera, el de Calatayud, el de Cádiz...".
García Redons es socio de la Agrupación Fotográfica de San Adrià de Besòs (Barcelona). "Somos unos 300 socios y entre otro y yo nos llevamos bastantes premios".
García Redons, de 51 años, se define como un aficionado a la fotografía de toda la vida, "desde el blanco y negro", dice, "cuando me revelaba yo mis propias fotos; luego lo dejé durante un tiempo, y desde hace cuatro o cinco años, con el tema digital, he vuelto".
Cada día dedica un par de horas a la fotografía y al ordenador. "Reconozco que mi temática es un poco surrealista, pero me gusta". García Redons es el autor de Blues persistente. "Fotografié al músico en La Rambla de Barcelona, era el componente de una banda británica. Iban vestidos con colores muy chillones, unos de lila y otros de amarillo. Empleé negativo en color con una máquina FE 90 de Nikon. Luego empecé a hacer el montaje".
García Redons es diseñador gráfico, pero no toca la imagen. "Más bien me dedico a maquetación y edición de libros. Cuando acabo de trabajar, me pongo con la fotografía, aunque sólo sea un par de horas".García escaneó los negativos con una máquina Minolta y fotografió con una cámara digital Coolpix 950 de Nikon los otros elementos de la obra: las piezas de ajedrez y el marco del cuadro. Luego todo fueron manejos con el programa Photoshop y su MacIntosh. "A cada fotografía le dedico más de 20 horas de trabajo, aunque lo más difícil es buscar la idea".
Ya tiene en su colección un centenar de fotos digitales "surrealistas", como García las llama. "Las voy almacenando en el disco duro, pero como me ocupa cada una 25 megas, luego las copio en CD y, como tampoco me fío del todo, las copio también en un disco óptico".
Felipe Rodríguez Fernández (Carriónde los Céspedes, de 38 años), ha titulado su foto Fargo en homenaje a la película de los hermanos Cohen que sucede en un paisaje intensamente nevado. Pero la gran diferencia es que la foto no está tomada en Dakota, sino en plena canícula sevillana.
La magia del infrarrojo
"No había nieve, pero ésta es la magia de la fotografía infrarroja. El infrarrojo transforma el mundo completamente. Cuando hay tanta luz, la foto convencional no resuelve el balance entre sombras y resaltados. Pero para el infrarrojo, cuanta más luz mejor, porque deja pasar muy poca". El paisaje original era una carretera con unos márgenes sin apenas vegetación. "La tomé en color, pero salen rojas. En un programa de edición se desaturan y trabajas la gama de grises".
Felipe Rodríguez es profesor de Historia en un instituto sevillano. Llevaba muchos años mirando fotos, sin usar la cámara. "Podía psar horas mirando álbumes de Cartier Bresson o Capa. De los periódicos lo que más me gusta es el fotoperiodismo". Esta admiración hacia el trabajo de otros en cierta manera le paralizaba a la hora de decidirse a coger una cámara. "Con la llegada de las digitales me animé. Ya voy por la cuarta cámara. Las renuevo para mejorar la resolución. En el fondo he hecho el camino inverso al de otras personas que empezaron con las analógicas y terminaron con las digitales. Ahora también hago fotos con película, siempre en blanco y negro porque da una singular calidad en los tonos". Eso sí, sigue sin pisar un laboratorio, cuando realiza fotos con cámaras analógicas envía las fotos a terceros para revelar.
La foto ganadora la hizo con una cámara digital Minolta Dimage 7 y el filtro infrarrojo Hoya IR72. "En cuanto vi la foto se me vino a la cabeza el desolado paisaje nevado de la película Fargo. De ahí el título, aunque no creo que en las carreteras de Dakota haya muchos toros Osborne. Esta imagen fue tomada en septiembre pasado, hacia el mediodía, en una carretera que tiene poco tráfico".
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