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Crítica:ÓPERA | 'NORMA'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sin nubes y sin velos

Debe ser cosa del cincuentenario de la ABAO, o de la hipersensibilidad con que se vive el más mínimo detalle lírico esta temporada en Bilbao. Lo cierto es que coincidiendo con el estreno de Norma salió un día de viento sur en la villa del Nervión. Los días de viento sur confieren a Bilbao una atmósfera especial. El paisaje se vuelve transparente, la visibilidad alcanza cotas imprevistas. Y, lo que es más importante, todo se vive al límite, en un punto donde la realidad se confunde con la locura. No es, pues, de extrañar que cuando la soprano norteamericana June Anderson pedía a la Luna en la célebre Casta diva que dirigiera su bello rostro a los mortales "sin nubes y sin velos", el tiempo parecía detenerse a la par que la cantante se autodefinía en perfecta conjunción con la climatología y los estados de ánimo imperantes. El canto legato, etéreo, de Anderson flotaba en el ambiente con una sutileza arrebatadora. Producía un efecto terapéutico y hasta hipnotizador. La magia se instalaba en la sala y a ello contribuía lo suyo también Sonia Ganassi, con un retrato de Adalgisa en milagrosa sintonía con la protagonista.

Norma

De Bellini. Con June Anderson, Sonia Ganassi, César Hernández, Hao Jiang Tian, Marta Ubieta y Eduardo Santamaría. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Dirección musical: Marcello Panni. Dirección de escena: Alberto Fassini. Escenografía y vestuario: William Orlandi. Producción del Teatro Regio de Turín. Bilbao, Palacio Euskalduna, 18 de enero.

Hace ya muchos años le pregunté un día a Alfredo Kraus por las sopranos con las que él se encontraba especialmente a gusto compartiendo el canto. No conseguí sacarle más de un par de nombres o tres. Uno de ellos era el de June Anderson. Lo comprendí el pasado sábado con más evidencia que en ninguna otra ocasión. La ligereza, la nitidez, con las que Anderson dibujó el personaje de Norma fueron de un belcantismo distinguido, tan alejado de los registros dramáticos, a lo Callas, como de los esteticistas a ultranza, a lo Caballé. Es un canto perfeccionista que roza la abstracción, engañosamente hierático y profundamente envolvente. En este concepto, la réplica lírica de Sonia Ganassi fue modélica. Dos diosas, dos hechiceras. Si Bush las llega a escuchar, las incertidumbres sobre la guerra con Irak habrían pasado de inmediato a un segundo plano. Los ensimismamientos son determinantes, ya se sabe.

El tenor César Hernández se quedó unos cuantos escalones más abajo y así el dúo dramático entre Norma y Pollione In mia mano alfin tu pasó más inadvertido de lo deseable, algo no tan extraño, si nos dejamos llevar por las consideraciones de José Antonio Lipperheide en un documentadísimo artículo incluido en el programa de mano. Ciertamente, con las dos señoras ya estábamos suficientemente embelesados, pero hay que resaltar con satisfacción el buen oficio concertador de Marcello Panni, al frente de una más que pulcra Sinfónica de Euskadi. La dirección de escena fue irreprochable en su convencionalismo. Coros ordenados; fondos de atardecer; sugerencias clásicas; cromatismo en blancos, rojos y grises, fundamentalmente. La ABAO sigue pisando fuerte. Sin nubes y sin velos.

Un momento de la representación de <b></b><i>Norma</i> en Bilbao.
Un momento de la representación de Norma en Bilbao.F. DOMINGO ALDAMA

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