Hijos de edredón
El martes, Antena 3 nos deleitó con una propuesta amena y lujuriosa: Los spots más sexys. Mónica Martínez y Mar Saura, vestidas para matar, presentaron el especial repitiendo un guión que destilaba ese paternalismo estúpido con los hombres que tanto triunfa entre según qué mujeres (todos los hombres son iguales, siempre están pensando en lo mismo, etcétera).
Llueve sobre mojado
Se trata de una antología de anuncios en los que la sensualidad y el tomate están presentes. Fue una gozada comprobar hasta qué punto la publicidad se salta las autocensuras que lastran los programas convencionales y fagocita polémicas como la salida de armarios o la crisis de la pareja. Que la creatividad de los anuncios sea más estimulante que la de la parrilla es una contradicción que el medio arrastra con resignación. Lo mejor: cuando el programa de anuncios era interrumpido por pausas para la publicidad. Colapsado por tanta belleza, me acordé de un artículo de Juan Cueto titulado Epidermis publicitaria en el que decía: "El error común está en considerar que únicamente venden cosas los anuncios y que el resto de la programación se mantiene al margen de la ceremonia mercantil. Es una consoladora falacia. Todo lo que sale en televisión, sea en la postura que sea, sale para vender algo: su imagen, su arte, su genialidad, su look, su injusticia, su ideología, su ego, su profesionalidad, incluso su estupidez o su polifacética incapacidad".
Más sexy
No fueron ésas las únicas escenas tórridas de la noche. Minutos antes de que la despampanante Mónica y la pizpireta Mar aparecieran en pantalla en plan Romy y Michelle, en la sudorosa Un paso adelante hubo filete entre un alumno hormonalmente desarrollado (Pedro Puyol) y su madura profesora (Natalia Millán). La diferencia de edad no fue ningún obstáculo. Contrariamente a lo que les ocurría a Dinio y a Marujita, estimuló a sus protagonistas, muy verosímiles en una escena de intimidad no explícita que, dadas las circunstancias, se agradece. En Un paso adelante, cualquier cosa es bienvenida antes de que canten y bailen.
Natalidad
Los ex concursantes Silvia e Israel han tenido una hija. Es hija, pues, de la televisión. Cuando sea mayor y le pregunte a sus padres separados dónde se conocieron, éstos podrán mostrarle los vídeos en los que se les ve retozando bajo edredones o peleándose a grito pelado en algún rincón de Marte. No sería mala idea ir pensando en un GH infantil con hijos de concursantes de GH. Ver cómo aprenden a hablar y a andar y cómo, al cabo de un tiempo, desarrollan las facultades que les permitirán salir adelante: telegenia, caradura, simpatía y, sobre todo, capacidad para pelearse sacándole a cada discusión un rendimiento económico. Hermanos Pequeños sería un buen título. O Hijos de Gran Hermano, entendido no como un insulto sino como una descripción.
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