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OFERTAS DE EMPLEO

Sindicatos en masculino plural

Un estudio revela que las mujeres están infrarrepresentadas en las centrales europeas

Los sindicatos piden a las empresas igualdad de trato para hombres y mujeres, pero no predican del todo con el ejemplo. Según un reciente informe, respetan en pocas ocasiones su proporción de afiliadas en los puestos de mando y repiten algunos de los errores de género de las compañías a las que vigilan. Un 40% de los sindicalistas europeos son mujeres; en España la media baja al 32%.

La media de afiliadas en Europa no pasa del 40% desde 1999. La más alta es la de los países nórdicos y la más baja la de los mediterráneos

El informe El género del sindicalismo europeo 2002, elaborado por la Confederación Europea de Sindicatos (CES), revela que las mujeres no se afilian porque se dedican a "empleos atípicos", están poco concienciadas sobre las ventajas de pertenecer a un sindicato, temen la desaprobación de sus superiores y carecen de tiempo por responsabilidades domésticas. La media de afiliadas en Europa no pasa del 40% desde 1999, con sus picos más altos en los países nórdicos, y los más bajos, en los mediterráneos. En España, UGT presenta un 30%; el sindicato vasco ELA, un 33%, y CC OO -tras experimentar el mayor aumento de todas las confederaciones en los últimos años-, el 34%.

No hay mejoría ascendiendo en el escalafón. El porcentaje de delegadas congresuales, jefas de departamento, consejeras o secretarias generales sigue siendo inferior al de los hombres, y ni siquiera proporcional al número de afiliadas, ya escaso de por sí. UGT rompe la estadística con sus departamentos, que en su mayoría están en manos femeninas. No obstante, ninguna de las centrales españolas cuenta todavía en su comité ejecutivo con un número de mujeres proporcional a su cuota de afiliadas -el de CC OO es el que más se acerca- ni tiene secretaria general. En Europa, el panorama es similar: las dos únicas secretarias generales comparten su cargo con un hombre.

Las sindicalistas consultadas insisten en que cambiar ese paisaje no es fácil, aunque existe voluntad: "Queremos que se incorporen las mujeres que aún no han dado el paso, o que renunciaron a ello ante los fuertes condicionantes. Han de ser cada vez más representantes y no sólo representadas", dice Rita Moreno, secretaria de la Mujer en CC OO. Laura González, responsable de Igualdad de Oportunidades de ELA, cree que los factores externos son determinantes: "La mujer tiene un doble puesto de trabajo, en casa y fuera de ella, y es eso lo que tiene que cambiar".

La mayoría de los encuestados creen, como González, que las mujeres se alejan de los puestos de mando por falta de tiempo. Pero también citan la poca confianza en sí mismas, las posibles "reacciones hostiles de sus colegas" y un factor interno: la mala disposición de las reuniones y horarios sindicales. El 77% de las centrales analizadas, entre ellas las españolas, ya han adoptado estrategias para cambiar. Pero el estudio observa que carecen de calendario, estadísticas de seguimiento y mecanismos de evaluación. Es decir, que son papel mojado. Numerosas centrales ni siquiera les dedican presupuesto extraordinario.

Tampoco se observan acciones decididas para paliar el obstáculo de las responsabilidades domésticas. Sólo una minoría de las confederaciones facilita el acceso a sus reuniones: cuatro cuentan con servicios para el cuidado de los hijos durante su desarrollo; seis reembolsan los gastos derivados de estos cuidados si se acude a servicios externos. Sólo cinco confederaciones fueron capaces de organizar en 2002 algún congreso con un número de delegadas al menos proporcional a sus afiliadas. Entre ellas estuvo la vasca ELA-STV.

Los sindicatos también reproducen los roles tradicionales del mundo empresarial a la hora de repartir tareas. Mientras los hombres siguen mandando en los puestos de gestión, ellas lo hacen en todo caso en comités relativos a igualdad, política social, formación o salud. Aunque se observa un sutil acercamiento femenino a los puestos de responsabilidad económica, sólo el 7% de estos departamentos lo encabezan hoy mujeres.

El informe se pregunta si al menos los comités femeninos o de igualdad de género que bajo un nombre u otro existen en el 81% de las confederaciones influye en las decisiones que se toman en otros ámbitos del sindicato. Y la respuesta es negativa: suelen quedar convertidos en compartimentos estancos. Aunque cuentan con un presupuesto adecuado, carecen de personal suficiente y de integración en otras líneas de acción. Muchos de ellos no participan en las negociaciones colectivas o lo hacen sin derecho de voto, algo que para Soledad Ruiz, secretaria de la Mujer en CC OO, no es determinante: "Hay otras vías de participación indirecta, y aunque es importante que aumente el número de mujeres en estos puestos, la clave es ajustar las reivindicaciones de los sindicatos a los intereses de las trabajadoras". La CES recuerda, sin embargo, que asuntos básicos, como la igualdad de salario o la flexibilidad horaria, no suelen ser centrales en las negociaciones colectivas, como muestran otros estudios.

La apuesta más atrevida en este ámbito la acaba de hacer Amicus, que representa a más de 700.000 trabajadores en el Reino Unido. En un país donde las mujeres cobran un 29% menos que los hombres, el sindicato pretende que todos sus afiliados firmen a partir de ahora una carta de salario equitativo. En ella se comprometerán a ir a la huelga si su empresa impide la realización de una auditoría para constatar si hay discriminaciones salariales. El objetivo: que éste deje considerarse un "asunto de mujeres".

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