El baloncesto de las estrellas
En el baloncesto, el engaño y el amago son actos que los jugadores deben conocer tan bien como el control del balón o la precisión de tiro. Ello permite dejar clavado al contrario incapaz de reaccionar de nuevo una vez ha arrancado a correr en una dirección cuando en realidad el atacante finalmente ha salido por el lado contrario. Estas fintas y quiebros son posibles en NBA Live 2003, la última entrega del simulador de baloncesto de la canadiense EA Sports, gracias al sistema llamado estilo libre que emplea el uso de la palanca analógica derecha.
De esta forma, si se está atacando y se dibuja una jota imaginaria con la palanca derecha, el jugador ejecuta un perfecto cambio de balón de mano por detrás, con el consiguiente aturdimiento del defensor. En caso de estar defendiendo, es posible hacer simulacros de tapón simplemente haciendo que el jugador mantenga los brazos alzados pulsando la palanca derecha hacia arriba, al tiempo que es posible mantener toda la movilidad del jugador con la palanca izquierda. Éstos son sólo dos pequeños ejemplos de las múltiples posibilidades que ofrece el novedoso sistema de control estilo libre que se vuelve devastador cuando cae en manos de un jugador experto capaz de enlazar varios movimientos especiales frente a los que el rival no tiene nada que hacer.
NBA Live 2003
Desarrolla: EA Sports Distribuye: Electronic Arts Plataforma: PC, PlayStation, PlayStation 2, Xbox, GameCube Género: Deportivo Recomendado: Todos los públicos Precio: 45, 35, 65, 70 y 65 euros Internet: www.ea.com/ easports/platforms/games/ nbalive2003/home.jsp
Visualmente, el título ha mejorado más en ejecución de los movimientos que en lo puramente estético. Bien es cierto que los jugadores ahora están mejor definidos y que cada vez se parecen más a sus homónimos reales, llegándose a poder leer incluso las inscripciones de los tatuajes, y que los efectos de los reflejos en el parqué, las sombras y demás son bastante impresionantes. Pero donde se nota el progreso es en la fluidez y encadenación de las acciones de los jugadores. Cada vez parecen más naturales. Las animaciones intermedias, las que permiten pasar de estar corriendo a estar realizando un salto, de estar botando la pelota a realizar el lanzamiento, son muy correctas trasladando esa sensación de que lo que hay en pantalla es un jugador real y no un monigote autómata.
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