La Guardia Civil investigó a Ullastre años antes de detenerle por el secuestro de Olot
Unos asesinatos en Castellón retrasaron la resolución del caso
La Guardia Civil descartó de su lista de sospechosos del secuestro de Olot, años antes de su detención, a Ramon Ullastre, uno de los presuntos cerebros del rapto y propietario de la casa donde estaba el escondrijo en el que se retuvo a Maria Àngels Feliu. Como había sucedido antes con otro de los implicados, el policía de Olot Antonio Guirado, Ullastre fue investigado sin resultado. La pista de Ullastre fue seguida a partir de los detalles aportados por Feliu poco después de su liberación, en 1994, según declaró ayer el teniente coronel Miguel Gómez Alarcón en el juicio que tiene lugar en la Audiencia de Girona.
La Guardia Civil llegó incluso a tener vigilada su finca rural de Comadebou porque Ullastre tenía antecedentes, era un individuo extravagante y residía en Osona. Los investigadores sospechaban, acertadamente, que Feliu podía estar recluida en esa comarca. Cuando el 10 de marzo de 1999 Guirado le incriminó, no tuvieron problemas para encontrarle: "Sabíamos dónde estaba y fuimos a por él", explicó ayer Gómez Alarcón.
El teniente coronel reconoció que la investigación se reactivó, apuntando de nuevo hacia Guirado, a raíz de una antigua pista obtenida del Cuerpo Nacional de Policía por una funcionaria del Gobierno Civil de Girona. Con muchas de las preguntas que ayer se hicieron a los mandos de la Guardia Civil que dirigieron la investigación se intentó aclarar por qué dejaron transcurrir tanto tiempo desde que les llegó la sospecha sobre el policía local -un compañero reconoció que Guirado lo invitó a participar en un secuestro-, en el año 1997, hasta que se le pidió a la juez el secreto de sumario para investigarlo, el 1 de marzo de 1999. Sorprende también que, en octubre de 1998, se informara al juzgado de Olot de que no había nada relevante en la investigación, cuando por esas fechas los miembros de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ya habían interrogado al policía de Olot a quien Guirado propuso intervenir en el secuestro. El teniente coronel Gómez Alarcón admitió que los miembros de la UCO debieron trasladarse a resolver unos asesinatos en la provincia de Castellón y eso retrasó la resolución del caso.
El capital Fustel, miembro de la UCO, ofreció detalles de la investigación a que fue sometido Guirado tres años antes de su detención. Les llevó hasta él la sospecha de un vecino que le vio en actitud vigilante ante la farmacia de Feliu y una llamada anónima al cuartel de la Guardia Civil de Torelló que incriminaba a un tal "Girado". Fustel explicó que su actitud fue sospechosa: actuó con mucha serenidad y no preguntó el motivo del interrogatorio, una reacción que no casaba con la de alguien que, supuestamente, había sido acusado falsamente por un desconocido. Aunque se decidió hacerle seguimientos, la Guardia Civil admite que quedaron "atascados". Entonces todavía desconocían que un policía de Olot había recibido una supuesta propuesta suya de secuestro.
Fustel negó que se hubiera presionado psicológicamente a los detenidos. Sí reconoció que se les hizo saber, "por lógica y por experiencia", que la confesión les podía reportar ventajas ante el juez y el fiscal. Según su testimonio, Ullastre declaró en un ambiente jocoso y distendido que les resultó chocante. En algún momento de su declaración incluso se dio la vuelta y, mirando a los investigadores, les reprochó con ironía: "De esto no os disteis cuenta, ¿no?"
Respecto al testimonio de Francisco Evangelista, que ha llevado a Joan Casals y Xavier Bassa al banco de los acusados, el capitan Fustel dijo que le parecía "totalmente creíble". El guardia civil no supo explicar los motivos por los cuales Evangelista ofrece la dirección del cuartel de la Guardia Civil de Barcelona como si fuera su domicilio ni si la UCO le dio dinero para pagar una fianza judicial.
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