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El fiscal pide cárcel para el ex decano de los abogados por quedarse dinero de un cliente

Jaume Alonso-Cuevillas afirma que la indemnización la gastaron los bancos

En la misma sala de vistas -reformada- en la que debutó hace 19 años, el ex decano del Colegio de Abogados de Barcelona Jaime Alonso-Cuevillas se sentó ayer en el banco de los acusados para ser juzgado por apropiación indebida y deslealtad profesional. La fiscalía solicitó para él un año de prisión y otros dos de inhabilitación, además de una multa de 18.000 euros, por haberse quedado durante seis meses con 4.853.450 pesetas (29.169 euros) que correspondían a la indemnización de un cliente, Juan Armenteros, también abogado.

Ese dinero fue gastado por Alonso-Cuevillas y sólo se abonó al interesado, según la fiscalía, cuando trascendió a la prensa que el entonces decano había sido denunciado por Montserrat Avilés, una veterana abogada que formó parte de la junta del Colegio de Abogados durante más de dos años. Avilés ejerce la acusación particular en el caso y pide para Alonso-Cuevillas cuatro años de cárcel y otros tantos de inhabilitación. Como consecuencia de este proceso, Alonso-Cuevillas delegó las funciones de decano el pasado mes de mayo, cuando trascendió que otro juzgado admitió una segunda denuncia contra él por irregularidades al frente del colegio.

Durante las más de dos horas que duró su declaración ante el tribunal de la Sección Sexta de la Audiencia de Barcelona, Alonso-Cuevillas explicó que si retuvo el dinero fue porque no se puso de acuerdo con su cliente sobre la minuta y porque éste le reclamaba el pago de intereses. También relató que la indemnización fue ingresada en una cuenta corriente de su despacho y que si gastó el dinero fue porque "los bancos tienen la mala costumbre" de realizar traspasos de una cuenta a otra. En otro momento, explicó que su cliente es una persona de carácter "difícil" y que "jamás" le escondió que había cobrado el dinero.

Armenteros declaró todo lo contrario y explicó que si se enteró de que podía cobrar fue porque él mismo acudió al Juzgado de Primera Instancia número 22 de Barcelona. El dinero estaba consignado desde 1997 por la compañía aseguradora, pero hasta el 27 de marzo de 2001 no se comunicó al procurador, Carlos Pons de Gironella, que podía recoger un cheque a nombre de Armenteros. El procurador ingresó el cheque en una oficina bancaria en la que era conocido y descontó la parte que le correspondía de sus honorarios. El 3 de abril, el procurador entregó el resto del dinero a Alonso-Cuevillas en otro cheque a nombre de Armenteros para que se lo devolviera, cosa que no ocurrió. El procurador declaró ayer en el juicio que Alonso-Cuevillas le devolvió el cheque para que le hiciera otro al portador y que fue el que acabó ingresado en la cuenta del despacho. Alonso-Cuevillas sostiene que él no actuó así, sino que fue un pasante suyo, Juan José Millán, quien le pidió al procurador ese trámite. Millán declaró como testigo y ratificó esa versión, pero la fiscalía sostiene que mintió ante el tribunal. Por ello, pidió a los jueces que en la sentencia que dicten deduzcan testimonio de esta declaración para que un juzgado abra diligencias contra Millán.

"Arte de magia"

En su informe final, el fiscal Antoni Pelegrín rebatió todos los argumentos exculpatorios empleados por Alonso-Cuevillas. "El dinero no se gasta por arte de magia, sino porque el acusado autorizó al banco a hacerlo", dijo el fiscal, quien añadió que no se trató de un malentendido. En su opinión, Alonso-Cuevillas tenía problemas de liquidez y retuvo el dinero inventando una "excusa" para no devolverlo a su cliente e incorporarlo a su patrimonio. La fiscalía sostiene que el procurador y el cliente siempre han declarado lo mismo, a diferencia de Alonso-Cuevillas y su pasante, del que dijo: "¡Vaya jugada le ha hecho a su jefe!".

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Avilés, por su parte, afirmó que Alonso-Cuevillas "ha defraudado" a la profesión y su deontología, que "lo primero que enseña es a no quedarse con el dinero de un cliente". Por su parte, el abogado defensor Fermín Morales reclamó la absolución tras dudar de la credibilidad del denunciante y afirmar que Alonso-Cuevillas actuó con total profesionalidad y honestidad. A final de mes se conocerá la sentencia.

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