Los tres Torremolinos
Este pueblo turístico está dividido en tres zonas urbanas insalvables para el peatón, debido al tajo de 20 metros de desnivel existente entre el casco antiguo y sus playas.
En un alarde de modernidad, las rampas de subida y bajada a las playas fueron sustituidas por incómodas y peligrosas escaleras que, unidas en el verano a nuestro tan ponderado sol, pueden hacer las delicias de cualquier psicópata en crisis. A las 12.00 de la noche y por seguridad, se cierran a cal y canto.
¿Medios mecánicos eficaces y continuos para que cualquiera, y a cualquier hora, pueda cómodamente bañarse, comer en la playa, o bien, comprarse unos zapatos, espada de Toledo o figurita de Lladró en la calle de San Miguel? ¡Pues muy sencillo! Existe un mísero ascensor privado de cuatro plazas (incluido el ascensorista) que finaliza su función a las seis de la tarde, sea verano o invierno.
¿Otras alternativas? Las motorizadas, en coche particular o en taxi, no valen. La primera por imposibilidad de aparcamiento, la segunda por su costo, capaz de desnivelar el presupuesto del turista.
¿Es posible que a estas alturas ni el alcalde ni sus restantes "20 convidados de piedra" no hayan oído hablar de que existen funiculares, escaleras mecánicas, teleféricos o simples ascensores de, al menos, 20 personas, como soluciones a estos menesteres? ¿Por qué no hace de una vez algo útil para todo Torremolinos?
La respuesta desgraciadamente va siempre en la misma dirección. La incompetencia manifiesta de este Ayuntamiento del PP para gestionar y poner al día este macropueblo turístico.
Otro día hablaremos de las astronómicas deudas del municipio. Porque una cosa es ser buenos cobradores de impuestos y otra cosa muy diferente es gestionar bien el dinero del contribuyente.
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