Detectadas cámaras ocultas en cajeros de Alicante para falsificar tarjetas de crédito
Un nuevo sistema de falsificación de tarjetas de crédito ha sido descubierto por la Guardia Civil en la provincia de Alicante. Al ya tradicional método libanés -argucia mediante la que los delincuentes retienen en el cajero la tarjeta de crédito de las víctimas a través de un dispositivo mecánico, para después obtener el código mediante engaño-, se suma ahora otro método, que emplea sistemas multimedia. Los delincuentes copian los datos de las bandas magnéticas de las tarjetas a través de lectores instalados en la puerta de entrada de los cajeros automáticos. Con microcámara camufladas, situadas encima de los letrados, captan el código. Una vez obtenida la información de la banda magnética y la clave, los ladrones elaboran una réplica de la tarjeta de crédito para sacar dinero.
El asunto adquiere un cariz más "grave", según fuentes de la Guardia Civil, en tanto que las víctimas, al no percatarse del fraude no anulan sus tarjetas, mientras los estafadores continúan con la sustracción de dinero. Los titulares descubren la estafa cuando la cantidad sustraída es considerable.
La Guardia Civil descubrió este nuevo método de fraude a raíz de una operación realizada en la provincia de Alicante contra el uso fraudulento de las tarjetas de crédito. La operación se saldó con el arresto en Torrevieja de dos personas de origen rumano, G. D. V., y M. D., de 26 y 30 años. Los detenidos cometieron estafas en los municipios turísticos de la costa mediterránea, sobre todo en Benidorm y Torrevieja. Según fuentes de la Comandancia de Alicante, el fraude puede alcanzar los 36.000 euros.
En los últimos meses, la provincia de Alicante acumula un importante número de detenciones por falsificar tarjetas de crédito. La última intervención policial de gran envergadura se realizó en julio en Benidorm, cuando 22 extranjeros fueron detenidos como presuntos miembros de una red dedicada a falsificar tarjetas de crédito. Los implicados, según fuentes de la investigación, actuaron en connivencia con comerciantes del municipio. En agosto, otra red fue desmantelada en la provincia. La banda planeaba apropiarse de un botín de unos 300.000 euros, a través del uso de más de un centenar de réplicas de tarjetas, obtenidas a través de lectores colocados en la entrada de entidades bancarias.
La Guardia Civil recomienda a los usuarios de cajeros automático que se aseguren de que en las instalaciones no hay instalado ningún mecanismo sospechoso y, en caso de incidencia, solicitar la presencia de un empleado de la sucursal.
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