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Columna
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Política fría

De forma esporádica, pero no infrecuente, a estas tierras valencianas de clima suave llegan las bajas temperaturas. La calidad del frío de ahora mismo le ha permitido a los turistas autóctonos provenientes de la costa contemplar, en las comarcas montañosas del interior, carámbanos pendientes de las viseras de las casas. Para aquellos que viven donde crece el naranjo y se cultiva la alcachofa vienen a ser una estampa insólita esos pedazos puntiagudos de hielo que se forman cuando se congela el agua que chorrea de los tejados de masías y ermitas de Els Ports de Morella o l'Alt Maestrat. No se resisten esos carámbanos demasiados días al sol templado de los inviernos secos del País Valenciano. Las bajas temperaturas tienen aquí corta duración. Otros fríos, sin embargo, parece como si estuviesen siempre presente; no hielan los cultivos de alcachofa ni los brotes de la viña, y más que sana curiosidad despiertan la indiferencia.

Fríos, dijo siempre el vecindario, son los números, y gélidos son los de las encuestas electorales que encargan los grupos políticos, y en las que siempre sale bien parado el grupo que las encargó. Esas encuestas, que ni son esporádicas ni infrecuentes, suelen realizarlas los dos partidos mayoritarios del escenario político, quienes con la rapidez acostumbrada hacen una lectura de los fríos números, cuyo texto tenían preparado de antemano, y que origina entre el vecindario un frío desinterés. Luego, en vez de carámbanos, aparecen los chuzos de punta ante los cuales también, el filósofo y el porquero valenciano, reaccionan con cierta frialdad. Sin ir más lejos, el partido de derechas que nos gobierna acaba de hacer pública una encuesta interna con hipotéticos números, más que buenos extraordinarios: la mitad de los votos de la ciudadanía garantizados, y garantizada con ellos de la cómoda mayoría absoluta con la que gobiernan. Ni desgaste, ni salida hacia Madrid del jefe de filas en quien el electorado depositó su confianza en los pasados comicios, ni aguas de Valencia ni de Lourdes, ni cordoncillos de San Pascual que palien el malestar que causa la inseguridad ciudadana o cualquier otro malestar social: es la encuesta la que garantiza la mayoría absoluta y el contento ciudadano de unos votantes, a quienes dicha encuesta deja fríos. Que el jefe de filas del grupo mayoritario de la oposición indique, ante la encuesta, que los números son tan reales como los siete enanitos del cuento, es un chuzo divertido que ya intuía el vecindario. Cabría añadir que la sensación de estar ante una fábula se percibe también ante las encuestas propias de la oposición con cifras eufóricas por el cambio, que resultan igualmente frías entre los votantes. Aunque para encuestas, frialdades y frivolidades, la que se difundió por correo electrónico, relativa a los próximos comicios municipales en Vinaròs. En la capital del langostino hay un grupo municipal del PP dividido, un grupo municipal del PSPV a la greña, un Partit de Vinaròs Independent con dos ediles, y vaya a saber usted qué más, además de una encuesta telefónica y electrónica con resultados que hipotéticamente beneficiarían a disidentes del partido de la derecha gobernante. Loado sea el diablo y las encuestas que tan fino hilan, y tan desinteresados y fríos e incrédulos dejan a los ciudadanos.

Así que, ante tanto frío de encuestas, no estaría fuera de lugar el calorcillo ambiental de unos debates políticos, serios e interesantes, a una hora propicia, en la televisión autonómica. Porque para frío nos sobra el de los carámbanos que contemplamos de forma esporádica.

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