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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Sara McClendon, la reportera que fustigaba a los presidentes

Sarah McClendon, la pequeña reportera de la Casa Blanca con voz de pito que cubrió, importunó, amonestó y a menudo enfureció a presidentes desde Franklin D. Roosevelt, sobre todo como líder del Servicio de Noticias unipersonal McClendon, murió el miércoles en el Veterans Affairs Medical Center de Washington.

Objeto de chanzas al principio en una sala de prensa casi exclusivamente de hombres, más tarde objeto de burlas por ser cascarrabias y, al final, objeto de honores como pionera, McClendon ha sido la reportera de la Casa Blanca que más años ha permanecido en el puesto, desde 1944 hasta los primeros días de la actual Administración de Bush. Se hizo célebre por realizar preguntas en conferencias de prensa presidenciales sobre problemas locales en Tejas, su Estado natal, y sobre traspiés del Gobierno que pasaron inadvertidos para el resto.

En los años cincuenta, se identificaba de forma sucesiva como miembro de distintos periódicos de su ciudad, hasta el punto de que Dwight D. Eisenhower quiso saber en una ocasión: ¿La despiden todas las semanas?

Helen Thomas, la veterana corresponsal en la Casa Blanca rememoraba: "Provocaba que a Eisenhower se le marcaran las venas en la cabeza porque le hacía perder los estribos. Algunas veces la gente pensaba que sus preguntas estaban fuera de lugar, pero otras veces daba de lleno en el clavo". De hecho, en una ocasión aconsejó a Eisenhower "jugar algo menos al golf y viajar y visitar algunas pequeñas ciudades". Le pidió disculpas más tarde.

"Periodista ciudadana es una misión que me he propuesto a mí misma", escribió McClendon en sus memorias de 1996, Mr. President, Mr. President! My 50 years of Covering the White House. "Te da la mejor de las oportunidades de servir a tu país, a la gente y al interés público".

En sus últimos años, con un puñado de clientes a sus espaldas, abrazó teorías conspiratorias, sin prueba alguna.

El viejo George Bush la advirtió públicamente al comienzo de su presidencia de que "no siempre obtiene reconocimiento la voz más alta, porque molesta a los demás". Pero tuvo que aguantarse con sus preguntas como siempre.

"Más de un presidente pensó que podía cambiarla de rumbo hablando con ella, y lo lamentaron", dijo Michael D. McCurry, secretario de prensa de Bill Clinton.

Clinton hizo público un comunicado el miércoles diciendo: "Espero que san Pedro esté preparado para la clase de preguntas que tuvieron que afrontar casi una docena de presidentes".

McClendon sirvió como teniente para relaciones públicas del Woman's Army Corps en la II Guerra Mundial, y cubrió de forma diligente la administración de veteranos, que más tarde sería el Departamento para los Veteranos. En 1974, se ganó críticas adversas por preguntar al presidente Nixon por unos retrasos concernientes a los veteranos, que más tarde se convirtieron en un problema real, llegando Nixon a darle las gracias en un discurso radiofónico. McClendon reveló que el servicio secreto le lanzó la advertencia de que nunca más apuntara a Nixon con su bolígrafo mientras le hacía preguntas.

McClendon nació en Tyler, Tejas, y su carrera la empezó en un pequeño periódico de Tejas antes de trasladarse a la delegación en Washington de The Philadelphia Daily News en 1944. Dos años más tarde comenzó su servicio de noticias. De su corto matrimonio con John Thomas O'Brien nació su única hija, Sally. O'Brien abandonó a su esposa embarazada y después murió. Ella era una soltera trabajadora cuando eso era algo raro y el día de su primer trabajo en Washington tuvo que contratar a una niñera, para poder cumplir con su tarea.-

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