Iberdrola retrasa el desmantelamiento interior de la central de Lemoiz

Iberdrola retrasará las labores de desmantelamiento del interior de la central nuclear de Lemoiz a la espera de decidirse el futuro de la instalación, donde la Diputación de Vizcaya proyecta habilitar un parque temático dedicado a la energía, la ciencia, la tecnología y el medio ambiente. El Gobierno central sigue sin tomar una decisión tras la reunión mantenida en septiembre con las autoridades vizcaínas.

El proyecto impulsado por el Departamento de Empleo contempla que las 100 hectáreas de terrenos, propiedad de Iberdrola, pasen a manos de la Diputación de Vizcaya por un precio simbólico. La operación debe contar con el visto bueno del Gobierno central, debido a la responsabilidad compartida que tiene sobre las instalaciones por la moratoria nuclear que se aplicó a Lemoiz al cerrarse la central hace ya 21 años.

Tras dos encuentros anteriores celebrados con los responsables del Ministerio de Economía, el pasado 18 de septiembre tuvo lugar la reunión más importante desde que en marzo la Diputación lanzase el proyecto. En Madrid se entrevistaron el secretario de Estado de Economía, José Folgado; el consejero delegado de la eléctrica Iberdrola, Ignacio Galán, y el diputado general de Vizcaya, Josu Bergara. Aunque las sensaciones fueron "buenas", según la Diputación, no hubo ningún compromiso concreto sobre el aprovechamiento de la central. Entonces, el Gobierno central se dio de plazo hasta finales de año para decidirse sobre la reconversión de Lemoiz en un parque temático.

Pero la decisión sigue sin adoptarse, según fuentes forales, que en los últimos meses han mantenido algún contacto telefónico con el Ministerio de Economía, sin que todavía se haya concretado la definitiva reunión para abordar el asunto.

Vaciado progresivo

Al menos la intención de Iberdrola de desmantelar las instalaciones de mayor significación, como la gigantesca turbina, prevista para principios de este año, no se va a poder cumplir. La eléctrica retrasará este plan de vaciar el interior de Lemoiz -uno de los dos reactores ya se encuentra en esta situación- a la espera de decidir si la central se reconvierte o no, según las fuentes consultadas. Todos los días existe un equipo de trabajadores en el interior de la central que hace acopio de la gran cantidad de elementos de acero e hierro para convertirlos en chatarra. Todo lo que pudo aprovecharse ya se vendió tras el cierre definitivo de Lemoiz en 1982.

Aunque no es imprescindible, según ha podido constatar el Departamento vizcaíno de Empleo en contactos con empresas que se dedican a construir parques temáticos, la conservación de elementos como el reactor desmontado, los circuitos subterráneos que le iban a alimentar o las grúas servirían para recrear el funcionamiento de la central, uno de los principales atractivos del parque temático.

Una de las ideas es habilitar un planetario en la cúpula de uno los reactores desmontados y que la gigantesca turbina y sus elementos auxiliares sirvan como ejercicio didáctico para comprender una central nuclear. Una de las zonas más espectaculares del interior, que este periódico pudo visitar en octubre, es el área del reactor, de 55 metros de alto, de seis plantas subterráneas.

El proyecto de la Diputación maneja la participación de Iberdrola, lo que facilitaría el traspaso de la titularidad. Sin embargo, uno de los inconvenientes de la operación es que la empresa eléctrica, en plena liberalización energética, no ve claro quedarse sin un área reservada a la generación de energía. Iberdrola ya quiso la pasada década convertir Lemoiz en una central de ciclo combinado, pero la idea se frustró por los altos costes económicos del proyecto.

Las instalaciones actuales, que desde 1996 no tienen la vigilancia de la Guardia Civil, tampoco ofrecen muchas alternativas de aprovechamiento. La demolición no es muy factible: se calcula que el derrumbe de los actuales edificios del complejo requerirá gastar unos 60 millones de euros. A esta cantidad habría que añadir la eliminación o el acondicionamiento de otros elementos exteriores, como el gran dique de 350 metros de longitud que protege la central del Cantábrico o la gran presa ubicada a un kilómetro que se habilitó para surtir de agua potable al recinto nuclear.