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Reportaje:REPORTAJE

Del verde al rosa

Existe el voto rosa? Contestar a esta pregunta supone enfrentarse a otras muchas. Se encuentran dentro de la primera, como si de una cascada de fuegos artificiales se tratase. ¿Incluyen los partidos políticos dentro de sus programas electorales promesas que satisfagan a gays y lesbianas porque realmente creen que es una nueva demanda social que necesita ser respondida?, ¿o lo hacen porque creen que la fuerza del colectivo puede sumar algunos kilos al platillo ganador de la balanza electoral? ¿Qué fue primero, la gallina o el huevo? Para los políticos, ¿es creencia o electoralismo? Y ¿el colectivo de gays y lesbianas tiene la fuerza y la unión real y suficiente como para que la clase política se sienta presionada por lo que en Estados Unidos hace tiempo se llama el gay power (el poder gay)?

"Para mí, la política de Ruiz-Gallardón es mucho más oportunista que la de Mendiluce, que sólo quiere mostrarse como es", afirma Miguel Ángel López
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Lo que tienen claro los colectivos de gays y lesbianas y -por sus movimientos- la clase política es que las próximas elecciones municipales y autonómicas, que se celebrarán el 25 de mayo, serán el banco de pruebas para algo que lleva tiempo dejándose sentir en gran parte de Europa.

Así lo cree al menos Pedro Zerolo, presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGT); abogado, histórico luchador por la igualdad de derechos y al que el PSOE ha lanzado el anzuelo para que concurra en las listas para la próxima consulta a las urnas en Madrid: "Ésta es la primera vez que, en términos históricos, la homosexualidad va a ser parte de una lucha política. No sólo uno de los candidatos ha reconocido públicamente su condición de gay [José María Mendiluce, aspirante a la alcaldía de Madrid por Los Verdes-Izquierda]; esto va más allá. La cuestión de la igualdad de derechos es algo que puedo asegurar que está en las agendas de todos los partidos políticos. Y por primera vez son conscientes de que el voto de los gays y lesbianas va a ser importante en el resultado de las elecciones".

La respuesta de Zerolo es, por tanto, afirmativa. El voto rosa existe. Más aún. En su último congreso, la FELGT tomó la decisión de embarcarse en una campaña que, bajo el lema Vota rosa, informará a los electores del grado de compromiso que muestren los partidos políticos ante un documento con 70 propuestas de trabajo por la igualdad, que se ha entregado a cada uno de los grupos políticos.

Aquí está, sin embargo, la cruz de esta moneda. El parlamentario del PSC Miquel Iceta, que en 1999 se convirtió en el primer político que reconoció públicamente su homosexualidad en plena campaña electoral, niega la existencia de un voto coloreado: "Creo que para los homosexuales su orientación sexual no es más que uno de sus intereses, pero no el único. Y esto ha quedado de manifiesto en las encuestas. Lo obvio sería pensar que gays y lesbianas se decantarían por partidos de izquierda cuando viene a ocurrir lo opuesto".

Cuenta el eurodiputado José María Mendiluce, en su entrevista de salida del armario en la revista Zero, que de haberse confesado homosexual en la ONU, "no hubiera sido responsable de la mayor operación humanitaria de Naciones Unidas". ¿Quiere decir esto, entonces, que continúa pensando que su confesión de ahora va a restarle votos en su carrera por la alcaldía de Madrid, o más bien todo lo contrario?

Movimientos calculados

En la última manifestación del Día del Orgullo Gay, cerca de medio millón de personas salieron a la calle en Madrid para solicitar pacíficamente la igualdad de derechos y la no discriminación. "La visibilidad ha ido creciendo año tras año en progresión geométrica", afirma Zerolo. Para Miguel Ángel López, director del Grupo Zero Comunicación, "los partidos no pueden obviar estas cifras. Está claro que los políticos van a por el voto rosa. Todos han dado pasos. Gaspar Llamazares y Rodríguez Zapatero han sido portada de nuestra revista y también hemos visto movimientos en el PP". Se refiere López a la postura de Ruiz-Gallardón.

El candidato del PP a la alcaldía de la capital decidió, desde su actual puesto de presidente de la Comunidad de Madrid, no sólo crear una restrictiva ley de parejas de hecho, sino también pedir a una comisión de expertos un informe sobre las consecuencias que podría tener para un menor la adopción por parejas del mismo sexo. Ruiz-Gallardón se comprometió entonces a actuar en consecuencia del dictamen que recibiera. Los psicólogos consultados concluyeron que la integridad de los menores no corría ningún peligro. No se ha dado ningún paso. Pero el movimiento de cara a la ciudadanía ya estaba hecho. Más aún, Javier Gómez, militante del PP y tesorero de la FELGT, asegura que Gallardón ha demostrado con creces su condición de solidario y partidario de una equiparación real de derechos. "Ha puesto en marcha un programa de atención a gays y lesbianas en la comunidad, ha aprobado la Ley de Parejas y parece favorable a la adopción por personas del mismo sexo". Algo que Miquel Iceta no tiene ningún problema en desmentir con una frase contundente: "Existe un intento de acercamiento a las nuevas demandas sociales. Puede que esto sea cierto. Pero en la candidatura de Ana Botella para la concejalía de Asuntos Sociales no creo yo que exista mucha sensibilidad hacia la demanda de los homosexuales". Movimientos hay muchos, pero Miguel Ángel López lo tiene claro: "Existen posiciones personalistas en el Partido Popular, pero que no se exhiben desde la coherencia. Para mí, la política de Ruiz-Gallardón es mucho más oportunista que la confesión de Mendiluce, por ejemplo, que sólo quiere mostrarse tal y como es.

Acciones, números y confesiones no confirman la existencia de un voto rosa, pero al menos afirman que algo se mueve a ambos lados de la línea que divide a gobernantes y gobernados. Pero la pregunta puede tener los días contados. Dice Pedro Zerolo que tan sólo hace falta que el PP pierda la mayoría absoluta en el Congreso para que las mayores reivindicaciones de gays y lesbianas (matrimonio y adopción) lleguen a buen puerto. "En abril de 2001, IU, PSOE, IPC-Els Verds, Xunta Aragonesista y BNG presentaron cinco proyectos de ley que modifican el Código Civil para asimilar el matrimonio a las uniones de hecho sin tener que modificar la actual Ley de Adopción. La iniciativa fue apoyada en su votación en el Congreso de los Diputados por ERC, EA y PNV. Tan sólo se negaron tres partidos: CiU, Coalición Canaria y el Partido Popular, la gran bestia negra en contra de nuestros derechos".

El disputado voto de tonalidad antirrosa y la avanzadilla inglesa

NO SON POCOS, están organizados y mucho. Más de 20.000 familias madrileñas han firmado ya un manifiesto, elaborado por la Plataforma para la Promoción de la Familia (Profam), en el que se pide de manera contundente que bajo ningún concepto se equipare a las uniones de hecho gays con la familia, algo que está previsto en la Ley de Familia de la Comunidad de Madrid. Y no han tardado mucho tiempo en conseguir una adhesión tan fuerte. Los movimientos en contra de las parejas gays también se movilizan, y tan rápidamente como un reguero de pólvora. Estas firmas se han recogido en apenas 15 días, por lo que Profam cree que llegarán a las 100.000 adhesiones que tienen previstas para antes de que termine febrero.

Profam, dentro de su ronda de contactos con los partidos políticos, piensa reunirse con la coordinadora de participación y acción sectorial del Partido Popular, Ana Mato, con la intención de denunciar esta ley y "los perjuicios electorales que ello podría provocar". Amenazan, de este modo, parte de los votantes de la derecha con retirar su voto en las próximas elecciones si continúan los tibios movimientos a favor de la equiparación de derechos llevados a cabo por el PP. Aseguran en la plataforma que han enviado una nueva carta a Alberto Ruiz-Gallardón solicitándole una entrevista, cosa que llevan pidiendo desde abril del año pasado, y se quejan amargamente de que el presidente de la Comunidad de Madrid se haya reunido con los representantes del Cogam y no con ellos.

En Europa, dos de las capitales más importantes cuentan con alcaldes abiertamente gays: Klaus Wowereit, en Berlín, y Bertrand Delanöe, en París. Las parejas del mismo sexo van a recibir similares derechos a las casadas en el Reino Unido. Los nuevos planes del Gobierno británico prevén reconocer legalmente las uniones civiles. Según recoge el diario The Independent, la ministra para la Igualdad, Barbara Roche, ha llegado a la conclusión de que existe un caso "claro y fuerte" para otorgar a las parejas de lesbianas y gays una oportunidad de registrar sus uniones legalmente. Según los planes del Ejecutivo de Blair, gays y lesbianas obtendrían derechos de propiedad y herencia, además de conseguir justamente lo que Profam quiere negar a las parejas de hecho del mismo sexo en España: el estatus de familia. Ya existen ocho pasíses de la Unión Europea que otorgan estatus legal a este tipo de uniones.

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