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Reportaje:

De más odiado a más gracioso

El árbitro Byron Moreno, acusado de perjudicar a Italia en el Mundial, baila y canta en un programa de la RAI y recibe ofertas publicitarias

Juan Morenilla

"Y con todos ustedes... ¡Byron Moreno!". El animador del programa de variedades Stupido Hotel, de la televisión italiana RAI, presentó ayer a su estrella invitada, ni más ni menos que el famoso árbitro ecuatoriano Byron Moreno, uno de los personajes más odiados en Italia tras ser acusado de provocar con sus decisiones la eliminación de la selección azzurra en el último Mundial, ante Corea. Moreno aceptó la invitación, algo así como meterse en la boca del lobo, y ayer apareció ante millones de espectadores para contar su punto de vista y divertir de paso a la audiencia. "He ido a Italia a defenderme", comentó el árbitro.

Durante el programa hace el papel de un millonario que gestiona las cuentas de un hotel en dificultades económicas. Para ello, organiza una gran fiesta, aparece disfrazado, canta y baila con mujeres con poca ropa. A continuación, responde a las preguntas del ex jugador del Milan, Nápoles y Juventus Jose Altafini.

"No fue fácil persuadirle", cuenta el productor del programa, Adriano Aragozzini, "pero se ve al verdadero y sorprendente Byron Moreno. Buscábamos a un personaje negativo, y él es el más odiado en nuestro país". El árbitro ecuatoriano pasó cinco días en Italia rodeado de comodidades. Los productores le ofrecieron una escolta de seis policías, y estuvo vigilado incluso durante el programa. "No ha pasado ningún altercado", cuenta Moreno. Más preocupada estaba su mujer, Corina: "Mi marido tenía miedo de ir".

Y es que Moreno ha sufrido una metamorfosis. De enemigo público tras el Mundial ha pasado a figura lúdica, e Italia estudia aprovechar el filón económico. De momento ha llamado la atención de un patrocinador de ropa deportiva, Diadora; su mujer ha recibido ofertas para aparecer en anuncios publicitarios; y los productores de la RAI negocian celebrar una mesa redonda entre el propio colegiado, el seleccionador italiano Giovanni Trapattoni y el delantero Francesco Totti. Según algunos medios italianos, Moreno cobró 25.000 euros por aparecer en Stupido Hotel, algo que él desmiente: "Es falso, he ido por una invitación".

Lo que no se puede esconder es la gran repercusión mediática de Moreno desde el Mundial. El pasado noviembre envió a la FIFA una serie de documentos para desmentir las acusaciones de enriquecimiento ilegal que pesaban sobre él. El periódico japonés Shukan Bunsu le acusó de comprarse un coche, pasar unas lujosas vacaciones en Miami y pagar todas sus deudas con el dinero ganado en el torneo. Moreno envió a la FIFA recibos de compras y de hoteles, certificados de tarjetas de crédito, pasajes aéreos y cuentas bancarias para demostrar su inocencia, documentos que también mostró ayer en el programa de la RAI. "Tengo mi vida limpia", dice el árbitro, "cobré lo mismo que todos. Vale, me compré un Chevrolet por 12.500 dólares, pero mi viaje a Estados Unidos estaba programado desde marzo. Pasé dos noches en Miami Beach, y lo he enviado todo a la FIFA". Moreno ganó en el torneo mundialista 28.000 dólares (una cifra similar en euros), 300 dólares al día en dietas y un bono de 22.500.

La FIFA también le ha abierto un expediente para estudiar su actuación en el Mundial y en la liga ecuatoriana. Fue acusado de provocar la eliminación de Italia en octavos de final ante Corea, tras anular un gol legal en la prórroga al conjunto italiano y expulsar luego a Totti. En su país alargó 13 minutos un encuentro entre el Barcelona de Guayaquil y el Quito (su ciudad natal). El Barcelona ganaba el encuentro por 2-3 en el minuto 90 pero acabó perdiendo por 4-3. Moreno fue acusado de favorecer al conjunto de Quito para mejorar su imagen electoral como candidato a concejal por esa ciudad en las elecciones del pasado 20 de octubre. "La prensa italiana no conoce el reglamento. El señor Vieri dijo que yo no soy el culpable, sino el planteamiento táctico. A pesar de tener grandes jugadores en ataque, Italia es un equipo muy defensivo. Yo sólo soy un perseguido político".

Moreno fue candidato a concejal por el PRIAN (Partido Renovador Institucional Acción Nacional), y aparecía públicamente junto a Álvaro Novoa, un empresario bananero considerado el hombre más rico del país. Pero Moreno perdió las elecciones por 3.000 votos; fue suspendido con 20 partidos por los incidentes del partido Barcelona-Quito; ha sido retirado de la lista de árbitros internacionales de la FIFA; no puede pitar...

Casado y con dos hijas, Moreno, de 32 años, dicta ahora charlas sobre reglas de juego a árbitros aficionados y equipos de fútbol, trabaja en el estudio jurídico de su padre -está a punto de graduarse en Derecho- y entrena "de forma gratuita" a un grupo de niños con retraso.

"Me hace falta pitar, forma parte de mi vida", confiesa. "Hacerme árbitro ha sido una de las mejores cosas que he hecho nunca". Una carrera fugaz, que empezó a los 18 años y que en tres temporadas, desde 1990 a 1993, le llevó de la Cuarta a la Primera División en su país y a ingresar en la lista de árbitros internacionales de la FIFA. Moreno jugó a fútbol como delantero centro en el Deportivo Quito, y se enganchó al arbitraje gracias a su padre, inspector de los árbitros durante 18 campañas. "Tengo el proyecto de abrir una escuela para enseñar a los niños a ser árbitros, y que vengan los jugadores, hasta los más famosos", afirma.

Ayer, fue él quien dio otro paso más en su recién creada fama. Precisamente en Italia, donde ha pasado de ser el más odiado al más gracioso.

Byron Moreno manipula sus tarjetas ante Di Livio, que lo señala, y Vieri.
Byron Moreno manipula sus tarjetas ante Di Livio, que lo señala, y Vieri.AP

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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