Iniesta entusiasma al Barça
El canterano, un nuevo obstáculo para Riquelme, recibe los elogios de sus compañeros
Ahora, una asistencia a Kluivert; luego, un pase a Overmars; después, un balón en profundidad para el delantero holandés que acabó en penalti... El Camp Nou se olvidó el pasado domingo de la revuelta que hubo hace menos de un mes ante el Sevilla y le salió del alma aplaudir a Andrés Iniesta, ese jovencísimo jugador (Fuentealbilla, Albacete, 1984) con la cara de cera que mostró un desparpajo impropio de un debú. Iniesta se hinchó en la primera mitad a repartir juego ante el Recreativo y encandiló tanto al público como a sus compañeros. "Estamos encantados con él", subrayó Xavi, tan gafado ayer en el entrenamiento (tres balones a los palos) como ante el Recre (dos).
Iniesta logró algo imposible: superó con éxito el difícil reto que le había asignado Louis van Gaal de ocupar la plaza de media punta -normalmente, juega en el filial de medio centro- para desplazar al banquillo a Riquelme, la estrella fichada por la directiva para compensar el despido de Rivaldo. Pero nadie apenas se acordó del argentino, sobre quien pesan sombras tras alegar una lesión en Mallorca cuando el futuro del Barça se debatía entre Van Gaal o su protector, el argentino Carlos Bianchi. El domingo no jugó ni un minuto y todo apunta a que ahora le costará un mundo regresar al equipo. "¿Por qué tengo que poner siempre a Riquelme?", se irritó el holandés; "¿por qué no preguntáis por Mendieta, Oleguer o Enke?".
La plantilla vio antes de Navidad que había caído tan bajo -"creo que desde entonces cambiamos la actitud: dependemos menos de las individualidades y jugamos más como equipo", reflexionó el portero Bonano- que se mantiene ajena a un debate tan conocido como manido. Van Gaal ya apostó en septiembre por Luis Enrique en vez de Riquelme. "Esto es lo de siempre: también pasó eso antes. ¿Por qué va a sacar del equipo a Andrés si lo está haciendo bien?", dijo ayer un veterano jugador. La razón parece asistirle porque Iniesta ha confirmado las expectativas que despertó en el Miniestadi y que confirmó en Brujas, en su debú oficial; en Mallorca y ante el Recreativo.
"Andrés no nos ha sorprendido a los que le conocíamos, pero está rindiendo a un nivel extraordinario para su edad", explicó Xavi; "su juego siempre es fluido y aporta mucha profundidad. Con solo 18 años, siempre sabe lo que hay que hacer y eso es muy difícil". Bonano expresó el mismo entusiasmo: "Me pone muy contento lo de Andrés. No ha sido una sorpresa, aunque sí que se haya adaptado tan rápido al primer equipo. Es un buen futbolista y una gran persona y eso le añade un plus extra. Por eso le deseamos lo mejor. Que lo disfrute, que ahora viene lo más difícil".
El guardameta es casi una excepción en un equipo formado ahora por holandeses (jugaron cuatro el domingo) y canteranos (cinco). Su camino no ha sido fácil: asumió en silencio empezar el curso en la grada y en noviembre se ganó la titularidad. Siempre sincero, Bonano discrepó ayer con un periodista -"gracias por los ánimos, pero creo que no"- que le comentó que había mejorado su juego con los pies, que considera uno de sus peores defectos. Quizá por eso, porque tuvo que pasar meses fuera del equipo, instó a sus compatriotas Riquelme y Saviola, ahora suplentes, a tener paciencia: "Cuando uno llega a Europa, tu carrera parte otra vez de cero. Apenas te conocen y no has demostrado nada. La adaptación es difícil y a mí me tocó vivirlo. Hay que afrontarlo como un desafío personal: se trata de mejorar, adaptarse al técnico y adaptar tu estilo. Gerard se enfadó muchas veces por no ir ni convocado y el domingo jugó muy bien de central. Debe sentirse orgulloso y contento. Ha recibido su premio", afirmó.
Riquelme deberá esperar. El Barça vive una situación tan convulsa y crítica -está a 14 puntos del líder- que su suplencia se presenta como algo menor. Las victorias sobre el Mallorca y el Recreativo han sido sólo un "alivio" en una carrera llena de finales. La alineación de Iniesta benefició a todo el mundo menos al argentino: Van Gaal ha dado con otro 10; el equipo ganó, la grada quedó encantada con el canterano y la junta ganó tiempo para hipnotizar una crisis permanente. El holandés se jugó el cargo en Mallorca y no le temblará el pulso: "Iniesta, si mantiene el nivel, se ha ganado el puesto".
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