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Un barómetro que anuncia tormenta

Hay que dar la enhorabuena al Real Instituto Elcano por haber iniciado la publicación de una encuesta periódica sobre las opiniones de los españoles en materia de relaciones internacionales y problemas de la política exterior española. Para actuar en el mundo con eficacia, un país necesita que sus aspiraciones y sus expectativas estén razonablemente acompasadas. Recuerdo que durante las negociaciones en las que el Gobierno español planteó a EE UU que debía retirar el ala de cazabombarderos que tenía en la base de Torrejón se hicieron algunas encuestas en las que se preguntaba: "¿Qué prefiere usted, que los americanos retiren las fuerzas militares que tienen en España: totalmente, parcialmente o que permanezcan como hasta ahora?". Invariablemente, la respuesta mayoritaria era: "Que las retiren totalmente". A continuación venía otra pregunta que decía: "¿Qué cree usted que ocurrirá, que los americanos retirarán las fuerzas militares que tienen en España: totalmente, parcialmente o que permanecerán como hasta ahora?". En este caso, también invariablemente, la respuesta mayoritaria era: "Que permanecerán como hasta ahora". En aquellos días las aspiraciones y las expectativas de los españoles no andaban muy acompasadas. Pedían todo porque creían que el Gobierno no conseguiría nada. Al final, y para sorpresa de muchos, los estadounidenses se fueron de Torrejón (y se quedaron en Morón y Rota). Pero lo importante es que los españoles aprendieron a acomodar mejor sus aspiraciones y sus expectativas, reforzando con ello la posición de España en el mundo. El barómetro del Real Instituto Elcano (el BRIE, así lo llaman) ofrece comparaciones entre el estado de la opinión pública en España y en otros países que dejan ver que ese proceso de maduración ha continuado progresando.

Dicho esto, me voy a detener en lo que el BRIE indica sobre la opinión de los españoles respecto a una hipotética invasión de Irak. Los datos básicos de la encuesta a este respecto fueron divulgados por Forges en su viñeta de EL PAÍS el pasado 21 de diciembre y son los siguientes: un 61% de los españoles opina que Estados Unidos no debería invadir Irak en ningún caso; un 24% piensa que Estados Unidos debería invadir Irak con la aprobación de la ONU y el apoyo de sus aliados; un 2%, que Estados Unidos debería invadir Irak aunque tenga o tuviese que hacerlo solo, y un 13% no sabe o no contesta. Los redactores del informe comparan este resultado con los de encuestas homogéneas realizadas en otros países europeos, haciendo ver que las cifras españolas de rechazo total (61%) y de apoyo condicionado (24%) son casi las inversas de las que arroja la media europea: 26% de rechazo total y 60% de apoyo condicionado.

Interpretando esta disparidad, apuntan dos cosas. Una es la posibilidad de que el alto rechazo español esté provocado por la profunda desconfianza de la opinión publica hacia Estados Unidos. Los datos que ofrecen sobre este punto son rotundos: sólo un 2% de los españoles considera "muy deseable un liderazgo fuerte de Estados Unidos" (la media europea es el 20%); un 22% de los españoles considera "deseable algo de liderazgo estadounidense" (la media europea en este caso es del 40%); un 62% de los españoles considera el liderazgo estadounidense "poco o nada deseable", y un 14% no sabe o no contesta". La otra observación es que cuando, sin citar a Estados Unidos, se pregunta a los españoles sobre hechos que podrían justificar una intervención militar, un 19% considera "muy importante" tener conocimiento de que Irak esta desarrollando armas nucleares o de destrucción masiva, y un 42% considera este hecho como "importante". Un 22% lo juzga "nada importante" y un 16% no sabe o no contesta.

Apunta el BRIE que entre el 61% de españoles que muestran un "rechazo total" a la invasión de Irak y el 61% que para justificarla consideran "muy importante o importante" tener conocimiento de que Irak posee o está produciendo armas de destrucción masiva existe un solapamiento que, a tenor de las circunstancias, podría deshacerse desplazando la opinión de muchos encuestados desde el "rechazo absoluto" hacia el "apoyo condicionado" a la invasión. Hasta aquí el BRIE, que no avanza más en sus pesquisas. Así que yo me he seguido preguntando: ¿en qué circunstancias podría ocurrir eso? A tenor de la formulación de la encuesta, la respuesta es: si aparece evidencia de que Sadam Husein posee y/o está fabricando armas de destrucción masiva y si la invasión cuenta con la autorización de la ONU. En esas circunstancias, a mí también me parece verosímil que un 30% de los españoles estuviera en contra de la invasión y un 60% la apoyara, resultando al final un comportamiento español similar al que apunta la media europea. Ahora bien, ¿pueden darse esas circunstancias?

Para que se den, los inspectores de la ONU tendrían que concluir su trabajo informando al Consejo de Seguridad que han encontrado evidencia de que Irak posee y/o está fabricando armas de destrucción masiva y de que además se niega a cooperar en su eliminación. Si Sadam Husein no es un ingenuo (lo que está probado), tal cosa sólo podrá ocurrir si Estados Unidos ofrece a los inspectores la información que afirma poseer sobre la existencia en Irak de armas prohibidas y si los inspectores confirmaran la veracidad de esa información sobre el terreno. En esas circunstancias, el Consejo de Seguridad no dudaría mucho en autorizar una invasión y Estados Unidos contaría con el apoyo de abundantes aliados. Pero, hoy por hoy, todo esto parece poco probable.

Lo que parece más probable es que Estados Unidos continúe sin revelar la información que dice poseer y que el informe de los inspectores al Consejo no pueda aportar evidencia concluyente ni de que Irak posee armas que tiene prohibidas ni de que no las posee. Si esto es lo que ocurre, Estados Unidos podrá hacer una de las dos cosas siguientes.

La primera sería aceptar que ante la falta de evidencia concluyente sobre si Irak ha violado o no ha violado la resolución 1.441, Estados Unidos acepta que la decisión de lanzar una invasión o de adoptar otras medidas debe establecerse en una nueva resolución del Consejo de Seguridad que se compromete a acatar. De seguir las cosas este curso, es verosímil que la mayoría de los españoles asumirían lo que terminase acordando el Consejo de Seguridad, con lo que su comportamiento resultaría semejante al de la media de los europeos: aceptación muy amplia en el caso de que el Consejo no autorice una invasión o aceptación menor, pero mayoritaria de la invasión si el Consejo la autoriza.

La segunda cosa que puede hacer Estados Unidos es declarar que, aunque no puede revelarla, cuenta con información fidedigna de que Irak posee armas prohibidas y que la falta de resultados concluyentes de la inspección es prueba de que Sadam no ha cooperado y se ha burlado de los inspectores, concluyendo que la resolución 1.441 ha sido violada y que Estados Unidos se siente legitimado para intervenir militarmente junto a quien quiera acompañarle. En este caso lo que cabe pensar es que la actitud de los españoles vendría determinada por el grado de confianza que conceden a Estados Unidos. Dado que, como hemos visto, un 62% considera su liderazgo "poco o nada deseable" y que un 22% sólo considera deseable "algo de liderazgo estadounidense", una invasión en esas condiciones podría encontrarse con el rechazo de cerca del 80% de los españoles. Además, de actuar así Estados Unidos, es probable que la actitud media europea se aproximase a la española.

Estas estimaciones plantean materia de seria reflexión tanto para el Gobierno como para la oposición. Si ocurre lo indicado en el primer caso, España tendrá que emitir su voto en el Consejo de Seguridad (del que forma parte desde el 1 de enero de 2003). También tendrán que hacerlo el Reino Unido, Francia y Alemania (igualmente presente en el Consejo), pero no será fácil que todos voten en el mismo sentido. El voto de España lo decidirá su Gobierno, claro está, pero la oposición tendrá que hacer saber si lo comparte o no. En el segundo caso, es decir, si Estados Unidos actúa al margen del Consejo, Gobierno y oposición tendrán que optar por dar prioridad al criterio dominante en la opinión publica española o por dar prioridad a los deseos de Estados Unidos.

Carlos Alonso Zaldívar es diplomático.

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