Madrid y Baleares centran la disputa

Madrid es la joya de la corona. El Partido Popular está convencido de que Esperanza Aguirre mantendrá la mayoría suficiente para tomar el relevo a Alberto Ruiz-Gallardón, que compite por la alcaldía. Sin dar la batalla por ganada, el argumento básico del PP es que "no hay pulsión de cambio y la candidata tiene respaldo popular". El PSOE, sin embargo, sitúa en Madrid todas sus expectativas de triunfo y ven a Rafael Simancas como futuro presidente de la comunidad de Madrid, eso sí, con el inestimable e imprescindible apoyo de Izquierda Unida. Simancas tiene todavía que recorrer un buen trecho hasta que los ciudadanos le conozcan, pero cuenta con el apoyo y la presencia de José Luis Rodríguez Zapatero, líder de los socialistas, en su campaña. Y, además, "la marca PSOE" vuelve a sumar en todas las comunidades autónomas, como partido federal y por su líder, reconocen en el comité electoral socialista. Esta afirmación es corroborada por los barones del PSOE.

Jaume Matas y el PP tienen asumido que, en todo caso, la llave de la gobernabilidad de Baleares seguirá estando en manos de Unión Mallorquina

Baleares es la otra gran deseada y donde la batalla va a ser muy dura. Las islas están gobernadas por una amplísima coalición de partidos, aunque las preside el socialista Francesc Antich. Los responsables de la organización de la campaña electoral del PP descartan que la gestión en la crisis del Prestige de Jaume Matas, ministro de Medio Ambiente y más que probable candidato a esa comunidad, vaya a suponerle ningún coste. Todo lo contrario, mantienen. Y como lo primero, para el Gobierno y para el PP, es solventar en lo posible los efectos de esa catástrofe, se da por seguro un posible retraso, hasta mediados de febrero o principios de marzo, de la nominación oficial de Matas como candidato. Lo primero es su responsabilidad como ministro, y, por tanto, dejar limpias las playas.

Matas y el PP tienen asumido que, en todo caso, la llave de la gobernabilidad de Baleares seguirá estando en manos de Unión Mallorquina. Este partido ha sido tradicionalmente un socio de los populares, pero tras las pasadas elecciones decidió apoyar al "gobierno de progreso" encabezado por Antich. El ministro de Medio Ambiente no deja de elogiar a este partido en cada ocasión que se le brinda.

Los populares no asumen que el PSOE se hiciera con el gobierno balear con la mitad de los votos que ellos obtuvieron. "Un pacto de todos contra el PP; una tropa", les ha calificado José María Aznar. De hecho, los 28 escaños populares igualan a la suma de todos los demás partidos, a excepción de Unión Mallorquina. Ese pequeño grupo, con sólo tres representantes, inclinó en 1999 la balanza a favor de los socialistas. Ahora se trata de cambiar esas tornas sin que esté claro cuál puede ser el precio político que se cobrará UA si el PP no logra una amplia ventaja en los tres consejos insulares. Para animar algo más la batalla, la enemistad de Matas y Antich pondrá desde el arranque las espadas en alto. Y, desde Madrid, el PSOE asaeteará a Matas por su gestión en la crisis del Prestige.

El líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, está muy "orgulloso" de los presidentes socialistas y no duda del próximo éxito de Juan Carlos Rodríguez Ibarra en Extremadura; José Bono, en Castilla-La Mancha; Marcelino Iglesias, en Aragón, y Vicente Álvarez Areces, en Asturias. El PP se ve de nuevo triunfante en Castilla y León, La Rioja, Cantabria, Murcia, Ceuta y Melilla. También en la otra joya, la Comunidad Valenciana, el socialista Joan Ignasi Pla peleará por que caiga la mayoría absoluta del PP. Que pelee, dice el PP. En Canarias se vislumbra otro pacto entre Coalición Canaria y el PP.