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Reportaje:

Títeres con dos vidas

Dos jóvenes de Linares fabrican marionetas con huesos de animales muertos

Ginés Donaire

Las marionetas que confeccionan José David López y Rosario Salcedo tienen dos vidas. Una, la real, ya forma parte del pasado y tiene que ver con el mundo animal; la otra, la de ficción, es la que le han proporcionado estos jóvenes artesanos de Linares (Jaén). En realidad, antes que artesanos se consideran unos amantes de la naturaleza y, sobre todo, de los animales. De no ser así no se entiende su pasión por recuperar y volver a dar vida (aunque sea imaginaria) a los restos de distintas especies animales que encuentran abandonados en las sierras jiennenses. Se trata, en la mayoría de los casos, de ejemplares que han sufrido el ataque de una fauna más poderosa o, simplemente, han quedado abandonados por sus dueños una vez muertos.

"Pensamos que podía ser una forma original de construir marionetas y, al mismo tiempo, una manera de aportar nuestro granito de arena en la conservación del medio ambiente", explica José David. "Hemos querido innovar en un mundo donde ya estaba casi todo inventado", añade su compañera Chari. Los dos han creado un pequeño taller de artesanía que comercializa por todo el país marionetas fabricadas a partir del aprovechamiento de residuos orgánicos, principalmente huesos y vértebras animales. También reciclan la madera que emplean para combinar sus creaciones.

No tienen constancia de que nadie más siga sus pasos, al menos en Andalucía. De ahí la curiosidad, cuando no perplejidad, que suscitan en todas las ferias de artesanía y otras muestras alternativas por donde pasean sus trabajos. "A los niños les llaman mucho la atención, quizá sea por el realismo que transmiten", asegura José David. Y es que sus marionetas, aunque haya quien les atribuya alguna dosis de macabro surrealismo, no parecen seres inertes por la asombrosa transformación que sufren en su proceso de elaboración.

Una vez recepcionados los restos óseos (muchos de ellos son de ovejas y cabras muertas) empieza una laboriosa tarea de limpieza con lejía y amoniaco y, posteriormente, entra en liza la parte más creativa de los dos jóvenes: se pintan y se visten hasta convertirse en perfectas réplicas de animales vivos. "Es un trabajo arduo que pocas veces es valorado", se lamenta José David.

Las marionetas se venden a precios que oscilan entre uno y 30 euros. Lo hacen bajo la marca de Creaciones Flower, una firma que ha encontrado su principal clientela en la red de Tiendas de la Solidaridad.

Como quiera que estos jóvenes pretenden seguir viviendo de esta actividad artesanal no les ha quedado más remedio que diversificar su producción de marionetas, aunque eso sí, siempre intentando innovar. Por eso también aprovechan distintos tipos de semillas para dar forma a sus títeres, los fabrican de madera antigua y, cómo no, tampoco faltan los clásicos muñecos de trapo.

Jaén, cuna de titiriteros

Si las marionetas de Creaciones Flower se distribuyen desde Linares a toda la geografía española, la provincia de Jaén exporta también un buen número de compañías de títeres. Ése es el caso, por ejemplo, del grupo linarense La Escalera, la primera empresa teatral creada en Jaén de la mano de Rafael Gómez y María José Torres. Algunas de sus obras, como Trico Trico, Federico, Cambalache o La princesa y el dragón han sido premiadas en diversos festivales. Además, compaginan la producción y representación de sus espectáculos con la realización de ponencias para educadores en los centros de profesores.

Otro nombre propio en el mundo del títere es Teatro Arena, de Torreperogil, que tiene como principales exponentes a los actores Vicente Ruiz Raigal y Nati Villar. Su Escuela Itinerante de Teatro ha llegado en cursos pasadoa a más de 8.000 escolares con obras como El flautista de Hamelín o Las fascinantes aventuras del pirata Mofeta. Desde hace 12 años Teatro Arena organiza el Festival del Títere de Torreperogil, por el que estas Navidades han desfilado grupos de Barcelona, Valencia, Bilbao, Murcia, Alicante y Castellón.

Una función no menos didáctica realizan los dos jóvenes actores de Teatro La Paca, de Jaén, Tomás Afán - último Premio Martín Recuerda- y Carmen Gámez. Su campaña de animación al teatro por todos los colegios de la capital llegó el último curso a más de 50.000 escolares. La Paca combina, no obstante, las representaciones de títeres con el teatro de sombras o de actor, como en Las aventuras de Juanillo el despistaillo, un espectáculo que recupera entrañables cuentos tradicionales de transmisión oral.

De origen argentino, aunque afincadas en Jaén desde hace años, son las compañías La Golondrina y Esfera Teatro.

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