Una moción de censura abocada al fracaso
La moción de censura contra Joan Gaspart parecía anoche abocada al fracaso. El periodo para recoger las 4.505 firmas requeridas para forzar el referendo concluía según el club a medianoche de ayer, pero según la oposición concluirá a medianoche de hoy. La falta de carisma y la poca confianza de muchos socios en Iván Carrillo, el promotor de la iniciativa, serían los motivos que le habrían dejado a unas 500 del objetivo.
La actitud de Carrillo desconcertó tanto como la de Gaspart cuando, a pesar de que ya había sido anunciada la moción, se negoció la entrada del primero en la junta. La oposición de los directivos frustró el pacto. La falta de infraestructura y los fallos organizativos han lastrado también la intención de Carrillo, incapaz de aprovechar uno de los momentos de mayor debilidad de la directiva. El resto de los grupos opositores a Gaspart se desmarcaron de él.
La plantilla azulgrana regresó ayer a los entrenamientos. En el punto de mira estaba Riquelme, que alegó una lesión para no viajar a Mallorca el 21 de diciembre en un partido en el que el técnico, Louis van Gaal, se jugaba el puesto. El argentino afirmó estar recuperado de su dolencia y así lo certificó el parte médico, en el que consta el restablecimiento de Puyol, Iniesta y De Boer. En cambio, continúan siendo baja Navarro, Andersson, Luis Enrique y Reiziger. A éstos se añadió Overmars, que tuvo que retirarse del entrenamiento por una elongación en el ligamento lateral interno de su rodilla izquierda.
Riquelme dijo estar dispuesto a luchar por la titularidad y aseguró desconocer su eventual entrada en la operación del fichaje del francés Trezeguet, de la Juve, máximo goleador la pasada temporada en el calcio, pero que lleva meses sin jugar por una lesión de la que ya se ha restablecido. "No sé nada. Cuando llegué, ya me querían ceder. Ahora sólo pienso en ganar los títulos que pueda y ser feliz en Barcelona", dijo Riquelme.
En cambio, Geovanni sí está dispuesto a ser cedido al Benfica. El equipo de José Antonio Camacho negocia con el Barça, que debería asumir el pago de más de la mitad de la ficha del jugador, al que contrató en 2001 por 20,61 millones de euros.
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