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Columna
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Sin cuartel

A cara de perro. Así será este año que comienza. Un año sin cuartel, duro, correoso. Terminó con las espadas en alto y empieza peor. El cómo terminará, ni se sabe, aunque se puede intuir: aún peor. En Andalucía, tanto el PSOE como el PP se juegan mucho. Y entramos en un año electoral. Y encima se rompen las negociaciones sobre financiación y empleo. Hay un teléfono abierto, dice Zarrías, pero Madrid dice que habrá que esperar a lo que dictaminen los tribunales. Esto tiene mala cara y peor aún si se tiene en cuenta de que no hay dios que apee del burro a la presidenta del PP-A, la señora Martínez que sigue culpando a Chaves de ser el causante de todos los males de Andalucía y haberse aliado con la confrontación como norma de trabajo. Mal está para Andalucía si la principal líder de la oposición apuesta más por echarle los perros a Manuel Chaves que en abrir vías de diálogo. Lo dicho, año a cara de perro.

Y más aún. Los populares sueñan con recuperar las alcaldías de Córdoba-Cajasur, la de Granada y Almería y mantener la de Málaga. Se anuncian peleas de gallos en celo. Las alcaldías, aunque todos digan lo contrario, son un claro termómetro del año electoral siguiente. Y por decisión del propio Javier Arenas, desalojar al GIL de Marbella. Arenas quiere que Ángeles Ortiz sea la futura alcaldesa, aunque antes tendrá que hacer un curso acelerado de cómo acercarse a las clases populares dejando el Ferrari en casa. De todos modos, Marbella ya no es lo que era. No hay teta. Jesús Gil se enganchó a los pezones y dejó las ubres más resecas que un odre en el Kalahari. Pero es que aquí no termina la cosa.

Amenazas de tormenta con el PER. Ganan los halcones en el Gobierno de Aznar. Tendremos huelga general en el campo andaluz y extremeño. Cajasur en el horizonte judicial.

Lo dicho, demasiado para el cuerpo y sobre todo cuando nadie sabe cuando se cerrarán las transferencias pendientes. Gaspar Zarrías explicará en el Parlamento la ruptura de las negociaciones con el Gobierno; más bien habría que pedirle a los ministros Montoro, Arenas y Rato que lo hicieran, porque si hemos de esperar a que lo haga Teófila Martínez, será más de lo mismo.

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