La niña clonada es mala
El anuncio por los raelianos de que ha nacido una niña clonada indigna a los creacionistas. Aquéllos creen que estamos todos clonados de extraterrestres; éstos, que los hombres estamos clonados por un dios a su imagen y semejanza (¿sería tan feo y torpe?), y las mujeres de una costilla nuestra (costillar izquierdo: el malo). La mayoría de los seres a los que extrañamente llamamos racionales pertenecen a esta creencia, una de cuyas normas es negar lo inconveniente y, si es evidente, atribuirlo al diablo. Vivimos pequeñeces: negar la marea negra, las playas contaminadas y, a los cuarenta días, ante la evidencia, culpar a los socialistas; vemos cómo Mayor Oreja recibe el soplo de la divinidad porque pide perdón, maravillosa señal de superioridad, y atribuyen el fracaso a la astucia, piratería, trampas y poderes subterráneos de Ibarretxe. Sus cejas recuerdan alguna iconografía de Luzbel: y las de Zapatero también. Algo pasa.
Los creacionistas dicen "no" a esta clonación. No ha existido. Sin embargo, hay muchas posibilidades de que haya sucedido, piensan los científicos libres. Si se han "hecho" así mamíferos, vertebrados, los humanos funcionamos igual y las diferencias genéticas son escasas. Si no lo han hecho, cualquier día lo harán otros, de sectas o peor: ateos. Puede estar pasando ya: algunos sabios han tenido que pasar a la clandestinidad porque los creacionistas ocupan los gobiernos más fuertes del mundo, y son lógicamente monoteístas, y castigan a los que trabajan con fuentes de vida; prefieren cortarlas que producirlas artificialmente, y también es razonable, puesto que si la vida ha de terminar forzosamente para cada uno, lo único que hace la silla eléctrica, el misil o el mal golpe es acortarla, que no es tan crudo como "matar".
De ser así, y de alcanzarse todas las evidencias con la niña, que naturalmente se llama Eva -los raelianos tienen algunas de las curiosas supersticiones de las distintas sectas creacionistas-, y se la ve crecer guapa y lista (¿quién se la clonará?), y el ADN y otras pruebas lo demuestran, no queda más que ésta es otra evidencia de la existencia del demonio, como Sadam Husein o Arafat, los coreanos del Norte, tan distintos de los del Sur -aunque sean hijos, hermanos, tíos, unos de otros- como los protestantes de los raelianos. Como distinto es el papa Wojtyla nuestro, con su tiara y su chilaba dorada y negra de estas navidades, de Claude Vorilhon, rael papa, vestido simplemente de blanco: para llamar la atención.
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