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Reportaje:Internacional | FÚTBOL

Adu, el último sueño yanqui

EE UU se relame con el fútbol de un pequeño ghanés que ganó la residencia por sorteo

La suerte de Freddy Adu (Ghana, 1989) recorre como una veloz diligencia el rechoncho mapa de los Estados Unidos. De costa a costa se escucha un rumor incesante que apunta el nombre de este niño de apenas 13 años como "la primera gran estrella del fútbol que da Norteamérica". Adu se entrena con la selección juvenil de EEUU, adelantándose en cuatro años al tempo natural de los acontecimientos. Adu ha recibido una oferta de casi un millón de dólares del Inter para que se incorpore a su club cuando cumpla 18 años, aunque juega en un equipo de colegio. Adu ocupa las páginas centrales de deportes del Washington Post o la prestigiosa revista Newsweek, aunque sólo lleva residiendo en Estados Unidos cuatro años. Adu, en definitiva, es un fenómeno. Un fenómeno de primer año de instituto.

Una estrella con un pasado agitado. Una historia de inmigración desde el África subsahariana, en 1998, obligada por la pobreza. Los padres del joven jugador, ahora separados, ganaron en un sorteo la tarjeta verde que permite la residencia y acceder al mercado de trabajo legalmente en Estados Unidos. El próximo mes de marzo su familia podrá optar a la nacionalidad estadounidense. Pero antes de trasladarse al opulento mundo americano, en los arenales de su país natal, Adu rememora que se pasaba "todo el día pegándole al balón en la calle".

"Mi hijo es un niño, necesitamos dinero, pero no voy a vender a mi propio hijo", expresa con lucidez Amelie, la madre del chaval, que por el momento ha rechazado la posibilidad de hacer tratos con el Inter. El jugador sigue marcando goles para el Potomac Cougars, el equipo del cole, a la espera de que alguna de las ofertas que le llueven termine de convencer a su madre. El chico, por si acaso, asegura: "Me preocupo por la escuela, soy demasiado joven para cruzar el Atlántico. Necesito más tiempo para formarme como futbolista y como persona". Su entrenador, Jim Escobar, coincide en el diagnóstico y afirma: "Francamente, no me parece bien que se vaya, necesita crecer en un ambiente de paz psicológica".

El chico, eso sí, ya ha viajado a Italia el pasado verano a un campamento futbolístico juvenil. "Jamás habíamos hecho una oferta de estas características antes. Es lo nunca visto, un chaval que juega en Estados Unidos con el potencial de convertirse en un profesional del fútbol en Europa". Piero Ausilio, el director general del Inter, se está encargando personalmente de las gestiones para la contratación del chico y su discurso no puede ser más laudatorio: "Sencillamente, es maravilloso, un tipo con talento, con un físico espectacular y una actitud fabulosa". También hay rumores del interés de otros clubes italianos y españoles.

El jugador, que se mueve por la zona de vanguardia, metió 25 goles el año pasado. Pero las estadísticas que más le preocupan, según confiesa el niño de puertas hacia afuera, son "las notas del colegio".

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