_
_
_
_
_
Reportaje:ANA PATRICIA BOTÍN | ANA PATRICIA BOTÍN | ECONOMÍA

Nacida para ser banquera

Miguel Ángel Noceda

Seguramente a Ana Patricia Botín le encantaría estar refugiada bajo el anonimato del que disfrutó durante los seis años que vivió en Nueva York, cuando pateaba la Gran Manzana en zapatillas deportivas y se trasladaba en metro al centro financiero de Wall Street, donde estaba la sede de J. P. Morgan, para la que trabajaba. Fue entre 1983 y 1989 y aquella muchacha se estaba haciendo banquera. Si es que se puede decir eso de alguien que prácticamente nació en un banco y que lleva el oficio en el apellido.

Hoy su vida (hija, nieta, biznieta de banqueros) es otra cosa. Acaba de cumplir 42 años y preside desde hace 10 meses uno de los bancos de más solera del sistema español, el Banesto. Es además la única consejera de la primera entidad financiera de España, el Santander Central Hispano (SCH), que preside su padre, Emilio Botín. El anonimato, así, es imposible. Probablemente, como apuntan algunos críticos, está ahí por ser hija de su padre y se la destaca tanto por ser mujer. Y nada le repatea más a la primogénita de Botín que le cuelguen ese sambenito.

La presidenta de Banesto asumió el pasado mes de febrero la responsabilidad de dirigir la joya de la corona del Grupo Santander Central Hispano

Lo cierto es que esta mujer lleva la banca en la sangre y le dedica al trabajo 14 horas diarias, si no más. A pesar de ello, asegura que tardó mucho en descubrir su vocación. Por su cabeza adolescente pasó, incluso, la idea del periodismo. Evidentemente, no lo hizo. A los 19 años aterrizó en Pensilvania, en el selecto college Bryn Mawr, donde comenzó a despertarse la verdadera devoción. Para rematar la formación pasó a Harvard. Y de allí al universo de la banca.

Es cuando ficha por la Morgan y, tras dos años en España, regresa al corazón financiero internacional: Nueva York. Ya casada con Guillermo Morenés, un jerezano de familia aristócrata de talante dicharachero, con el que tiene tres hijos. Su vida privada siempre ha sido muy guardada y respetada. Reparte el ocio entre la finca El Castaño en los montes de Toledo (Ciudad Real) y la casa de Santander, donde la saga Botín sigue muy enraizada. Cuando está en la capital cántabra, suele practicar el golf en Pedreña, frecuentemente con su padre y en ocasiones con su cuñado Severiano Ballesteros, y acudir al Concurso Internacional de Piano que organiza y patrocina su madre, Paloma O'Shea. En la finca manchega saca tiempo para otra de las aficiones favoritas: la caza.

Tras volver de Nueva York en 1989, Ana Patricia Botín dejó la entidad estadounidense e ingresó en el Santander. Emilio Botín, que dos años antes había ocupado la presidencia del banco tras morir el gran patriarca Botín (del mismo nombre), consideró que su hija ya estaba lo suficientemente baqueteada para acceder al Consejo. Se convirtió en una ejecutiva aguerrida y comenzó a nacer a su alrededor un halo de mujer de hierro. Un apelativo que, según sus colaboradores más cercanos, dista mucho de ser exacto, aunque reconocen que es exigente. En esa etapa, en la que el Santander rompe el statu quo bancario con el lanzamiento de la famosa supercuenta, ella participa en la exitosa expansión en Latinoamérica y en la fracasada de Asia. Luego se especializó en tesorería y en banca corporativa hasta que llegó la hora de la banca minorista al hacerse cargo de Banesto. Esta entidad había sido intervenida el 28 de diciembre de 1993 por el Banco de España tras la desastrosa gestión de Mario Conde y el Santander la compró en subasta. Luego, este banco, que tanto ansió su abuelo, se convirtió en la joya de la corona del grupo, y ella, en la encargada de custodiarla.

Antes de tomar esa responsabilidad, Ana P (como se la denomina en círculos del grupo) pasó una etapa de alejamiento forzado. A los pocos meses de firmada la fusión en enero de 1999 entre el Santander y el BCH, tuvo que abandonar sus funciones ejecutivas en la nueva entidad, sacrificada tras el enfrentamiento que se produjo con directivos del antiguo BCH al aparecer como la heredera en algunos medios de comunicación. "Eso podía pasar en el Santander; pero ahora éste no es un banco familiar en el que se pasa el poder de padres a hijos", vinieron a decir los detractores. En realidad, aquello fue el primer estallido de una crisis que llegaría a ser enorme y que se cerraría tras el sucesivo abandono de los ejecutivos procedentes del BCH, encabezados por el copresidente José María Amusátegui y el vicepresidente y consejero delegado, Ángel Corcóstegui. Éste fue sustituido por Alfredo Sáenz, y Ana Patricia Botín pasó a la presidencia de Banesto, con lo que cubría un viaje de ida y vuelta de casi tres años, durante los que se dedicó a negocios de la nueva economía.Aunque la verdad es que nunca se había desligado. Permaneció en el Consejo del SCH y en la comisión ejecutiva, donde se cuecen las habas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_