Del hielo a la máscara
El desarrollo de Chevi Muraday como creador ha ido desvelando poco a poco sus posibilidades en lo coreográfico y el ser un joven atento a las tendencias estéticas más novedosas. Las obras que venimos viendo en los últimos tres años no sólo son cada vez mejores, sino que atienden a un desarrollo del lenguaje notable y donde, con espíritu autocrítico, el coreógrafo nos habla de su realidad generacional inmediata.
Hay obsesivas reiteraciones sobre el neotenebrismo urbano, en la estética doliente y agresiva que permite un dibujo muy duro pero real de los jóvenes. En la primera parte del dúo quizá sigue sobrando la palabra: la danza se vale por sí misma y Muraday tiene los mecanismos expresivos para ello.
Compañía Losdedae
Quiero tenerte cerquita. Coreografía: Chevi Muraday. Selección musical y mezclas: Miguel Mendoza. Diseño de vestuario: Nuria Barrio y Muraday. Luces: Pedro Pablo Melendo. Teatro Pradillo. Madrid, 22 de diciembre.
En la segunda, mucho más coral y conseguida, el artista nos plantea el desarrollo del material danzado dentro de una verdadera instalación: un bloque de hielo encierra la silueta de un enorme falo rojo, una cortina de plumas blancas se convierte en alfombra y refugio, a los cuatro bailarines se agrega un quinto elemento (especie de convidado de piedra) que es un maniquí capaz de representar las mismas carencias y la misma desazón que los vivos.
En este trabajo hay que hablar en particular de una excelente banda sonora, cuya base central es electrónica; un vestuario lleno de creatividad y de detalles poéticos que lo singularizan, a la vez que lo mantienen dentro de los códigos más actuales de la moda, y la danza, que siendo mucho más legada y poética no pierde fuerza. El baile, para Muraday representa un vocabulario de confrontación y música, de deseos que se integran y se separan, a veces, a la vez en el terreno neutro de la instalación.
A esto sumemos el vídeo, que establece un contrapunto de acción paralela útil tanto a lo que sucede en escena como a lo que quiere dejarnos dicho el creador. En la grabación los mismos bailarines se debaten en una dura escenografía urbana, síntesis antipoética que luego es trasladada al escenario con vibrante comunicación. Muraday no banaliza con los problemas de su generación, sino que nos los devuelve a través de una exquisita envoltura.
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