El Atlético cierra el año de pena
El Racing toma el Calderón con presión y fútbol atrevido ante una defensa desastrosa
El Racing tiene motivos para sacar pecho. Pisó el Calderón con un aire atrevido, ahogó al Atlético con una presión decidida y muy adelantada, se defendió con diciplina y fue mejor. Pero en su indiscutible victoria, además de su excelente imagen, tuvo mucho que ver la calamitosa actuación de la zaga rival. En especial de Hibic, cuyas imperdonables faltas de atención propiciaron los dos goles. Cometió los errores de costumbre, esa manía tan suya de recibir determinadas jugadas como simple espectador, pero esta vez no estaba García Calvo para remediar sus agujeros.
Sin García Calvo, juegue en la demarcación que juegue, la defensa del Atlético es una ruina. Otero y Carreras son poca cosa para competir de tú a tú a gente de banda como Regueiro y Munitis, Coloccini siempre va acelerado, arriesgando cada acción a un todo o nada innecesario, y qué decir de Hibic. Es una garantía en el juego aéreo, el único con toque para sacar la pelota, pero en los asuntos propios de su puesto es un peligro constante. Se clava a la hora de tirar los fueras de juego, nunca sale a por los delanteros cuando se retrasan, y, lo que es más irritante, las jugadas repentinas le pillan en Babia.
ATLÉTICO 1 - RACING 2
Atlético: Esteban; Otero (Javi Moreno, m. 51), Coloccini, Hibic, Carreras; Nagore (Emerson, m. 46), Movilla (Jorge, m. 66); Contra, Luis García, Stankovic; Y Fernando Torres. Racing: Lemmens; Pineda, Pablo Casar, Juanma, Neru; Diego Mateos, Nafti; Munitis, Benayoun (Javi Guerrero, m. 44), Regueiro (Diego Alonso, m. 75); y Bodipo (Txiki, m. 90). Goles: 0-1. M. 43. Juanma corta una contra del Atlético con un despeje raso, Hibic hace la estatua y Munitis no desaprovecha el regalo. 1-1. M. 52. Contra lanza una falta desde la derecha y Emerson cabecea a la red. 1-2. M. 65. El Racing vuelve a interceptar un contra rojiblanca con un balón profundo, Hibic se queda clavado y Javi Guerrero marca. Árbitro: Mejuto. Amarilla a Stankovic, Carreras, Jorge, Nafti, Diego Mateos y Juanma. 40.000 espectadores en el Calderón.
Demasiada concesión si enfrente, además, lo que se encuentra el Atlético es a tipos que sobre todo son listos, delanteros con el rabillo conectado para aprovechar el mínimo imprevisto. Munitis y Javi Guerrero responden a esa escuela, ratones de área que llevan el gol escondido en el bolsillo. Los tantos del Racing fueron un calco, aunque no gozan aún de denominación en la jerga del fútbol: podría valer contracontragolpes.
Salía el Atlético a la sorpresa en ambos lances, tratando de cazar al rival al contrapié. Pero el adversario los respondió con mayor sorpresa si cabe. Sin repliegue, dando un paso adelante en vez de hacia atrás, anticipándose y lanzando-despejando profundo el balón en dirección al área. Y con toda la mala intención, hacia el sector Hibic. Como esos idas y vueltas del balón tan repentinos resienten la cintura del bosnio, y como los milagros de Esteban no aparecen precisamente en los mano a mano, los dos regalos sorpresa acabaron en la red.
En medio de ambos tantos, el Atlético hizo el suyo tras un espléndido cabezazo de Emerson, al que Luis Aragonés acudió en el descanso para intentar remediar los endémicos problemas de su equipo con la pelota. Sólo circula con lógica cuando cae en los pies de Movilla, pero al calvo los rivales le montan siempre un dispositivo especial de vigilancia. Aunque no para de moverse, empieza a resultar preocupante lo que le cuesta escaparse de ellos. Y a sus compañeros les resulta nocivamente más cómodo buscar la salida por otro lado. Con pelotazos de Hibic y Nagore ante los que Torres tiene todas las de perder. O con conducciones egoístas de Contra que mueren tarde o temprano. Y la aparición en la media punta de Luis García, que ni conecta ni desborda, tampoco mejora nada.
Cada irrupción de Movilla, con todo, le dio al Atlético para arañar alguna ocasión -en oportunidades de gol sí peleó de igual a igual con el Racing-. Movilla encontró media docena de veces a Stankovic en su costado y, sobre todo, dejó a Fernando Torres solo ante Lemmens con un centro prodigioso. Pero Fernando Torres resolvió mal, muy mal.
Lo demás del Atlético fue una vez más el balón parado, suerte donde sí es dañino. Siete saques de esquina botó de forma consecutiva entre el minuto 11 y 13, y en los dos primeros acarició el gol de verdad. Pero Lemmens dejó dos paradas soberbias a un cabezazo de Nagore y una volea de Movilla, y el Racing, acto seguido, se vino arriba.
Diego Mateos y Nafti gobernaban el juego, Munitis y Regueiro hacían estragos por las bandas y Bodipo se arropaba de cuerpo y buenos movimientos para darle la tarde a los centrales. Todo con un aire muy valiente, sin cambiar su osadía en función del resultado. Agarrado al entusiasmo por ganar y empujado por su hinchada, el Atlético se sintió dentro del partido nada más marcar el empate. Pero el Racing, al que Esteban le había prohibido el paso a base de reflejos, se adelantó con su segundo contracontragolpe y volvió a sepultar a los rojiblancos, que ensuciaron además su derrota con un punto de violencia inaceptable. Pero tampoco por las malas, el Atlético supo discutirle el triunfo al Racing.
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