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Reportaje:HISTORIAS DEL COMER

Para acompañar la cena navideña

Los miembros de la familia empiezan a llegar ya, como en el famoso anuncio navideño, a la casa de los padres. Todo está preparado para la gran cena. Mientras ayudamos a poner la mesa y damos los últimos retoques a los adornos, nuestra curiosidad nos hará probar esos aperitivos que inaugurarán la celebración. La espera impaciente al miembro de la familia que, como todos los años llega tarde, es un buen momento de abrir un espumoso. Es aquí, de pie, antes de las comidas y, por qué no, en la cocina, cuando el cava adquiere más protagonismo sin dañar nuestro organismo. Sus finas burbujas nos inundan el paladar y nos lo dejan dispuestos para enfrentarnos a ese gran festín.

Por ejemplo, un cava como el que recomendamos hoy de Bodegas Carmenet, de agricultura ecológica, elaborado con chardonnay y pinot noir, sin nada de licor de expedición, muy seco y exótico. Su cremosidad, frescura y elegancia hacen de este Privat Evolució un aperitivo ideal.

Igual que un barco de fortuna hundido, don Camilo J. Cela no deja de soltar inmundicias

Por fin llega el último de la familia y nos sentarnos en tono a la mesa. Esos aperitivos y mariscos llegados desde Irlanda y Canadá, maridarán bien con nuestro chacolí. Sus sabores de yodo y mar, serán contrarrestados con el pequeño aporte de acidez del Doniene de Bodegas Gorrondona. Y sus aromas a cítricos y flores los podemos alargar hasta los pescados.

Si la caza y las carnes siempre están presentes en estos días, también el padre de familia tendrá que degustar su vino tinto de toda la vida, aunque, en un guiño a la modernidad podemos ir al nuevo vino de finca que recientemente ha sacado al mercado Bodegas de la Marquesa. Se trata de su Finca Monteviejo 2000. Es un vino actual, moderno, lleno de color y finos y nobles taninos, que nos harán más llevadera lla digestión as grasas de estas carnes.

Con la mesa a rebosar de turrones, pasteles y mazapanes, y repletos nuestros estómagos, tampoco es cuestión de que las tertulias y momentos nostálgicos se queden sin regar. Bien nos puede acompañar un espumoso, pero en este caso en forma de burbujas dulces y de un color rosa salmón seductor. Por ejemplo, el Dalira de Masachs, elaborado con la variedad parellada, parcialmente fermentado, mantiene un dulzor y un carbónico que invitan al comensal a seguir disfrutando del dulce y del vino; sobre todo por la baja graduación (6º) del Dalira.

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Quedarán las botellas sin acabar, pero como tampoco es cuestión de perder el control, seguro que con un buen tapón hermético nos aguantan hasta el día siguiente. Que la Navidad nos acerque hasta vinos y viandas sin pasarnos y sin perder las tertulias familiares.

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