La naturaleza como trabajo

Tienen un lema: "El mejor agente no es aquel que más denuncias pone, sino el que consigue evitar que tengan que ponerse denuncias". Es decir: aquel agente cuya labor de prevención, información y educación de la sociedad está por encima de la pura sanción. La razón es sencilla: detrás de cada sanción hay una negligencia que puede conducir a un desastre medioambiental. Tal vez por eso, la Junta de Andalucía ha decidido este año otorgar el Premio Andalucía de Medio Ambiente no a un determinado científico o a alguna organización ecologista, sino a todos los agentes medioambientales de la comunidad. Ayer los 120 de Granada recibieron el galardón.

"El premio a nosotros nos ha sentado de maravilla", explicaba emocionado Miguel Ángel Mesa, de 42 años, con 23 de profesión, coordinador provincial en Granada. "Pero también nos pone las pilas para seguir trabajando duro y fuerte. Supone una responsabilidad mucho mayor para nosotros ahora, nada de dormirnos en los laureles".

Mesa no tarda en aclarar que la tarea principal de un agente medioambiental no es precisamente la de denunciar a gente que comete negligencias en el monte, en la sierra o en un parque natural. "Nuestro trabajo es esencialmente la vigilancia del medio ambiente", dice. "Realizamos trabajos forestales de repoblación, podas, mejora del pastizal, apertura de caminos, prevención de incendios, extinción de incendios...".

De hecho un agente de medio ambiente es el máximo responsable cuando se produce un siniestro en tanto llegan los técnicos especialistas en fuegos. Esa responsabilidad pesa en un trabajo en el que la naturaleza es la materia esencial del servicio. "Por eso el nuestro es un trabajo bastante delicado", explica Mesa.

¿Y la sociedad, está concienciada con el medio ambiente, con la ecología? El coordinador provincial de los agentes de medio ambiente en Granada es tajante: "Sí", afirma. "A la vista está. La sociedad está cada vez mucho más concienciada. No hay más que ver lo que ha sucedido con el desastre del Prestige en Galicia. Todo el país se ha puesto a echar una mano. A nosotros, por ejemplo, en este caso, nos están lloviendo voluntarios para ir a Galicia y, de hecho, muchos de nosotros nos vamos a desplazar hasta allí".

El principal problema con el que se encuentran los agentes de medio ambiente es la negligencia en actuaciones que, por lo general, desembocan en un incendio. "Hay una tradición en agricultura de quemar rastrojos y a veces se producen actos que provocan un incendio", argumenta. "Es cuestión de ir educando a esas personas poco a poco sobre las responsabilidades que hay que tener y el cuidado en ese tipo de actividades". Por contra, las negligencias entre excursionistas o personas que acuden de acampada o de almuerzo campestre han descendido sensiblemente en los últimos años. Tal vez a causa de la propia labor de información y prevención de los 800 agentes andaluces que han sido premiados.