Un conductor arremete contra un coche viejo donde pernoctaban tres indigentes
Un ucranio sufrió un esguince cervical y los otros dos contusiones
Tres ciudadanos ucranios que dormían en un coche abandonado ante el número 18 de la calle de Doña Mencía (Latina) resultaron ayer heridos como consecuencia del ataque de un conductor que embistió contra ellos su vehículo. Un portavoz del Samur, que los atendió en el lugar de los hechos gracias a la rápida llamada de un vecino, confirmó que el ataque fue "intencionado". El conductor se dio a la fuga.
Los vecinos de la calle de Doña Mencía estaban acostumbrados a ver desde hace dos meses cómo tres ciudadanos ucranios vivían y dormían en un coche abandonado a la altura del número 18.
Un hogar con las ruedas pinchadas, los cristales de las ventanillas rotos y anclado sobre el asfalto con trozos de ladrillo. Para resguardarse del frío, los inmigrantes habían colocado un jersey tapando el agujero que debía ocupar una ventana. Por la noche, se reunían después de una larga jornada mendigando por los parques del barrio de Puerta del Ángel (Caramuel y Santa Cristina) para comprar un cartón de vino.
"A veces venían nada más abrir la tienda, a las siete de la mañana", recuerda un comerciante de la zona. El vehículo había sido abandonado allí en verano. Anoche, un desconocido embistió su coche "intencionadamente", según los vecinos y un portavoz del Samur, "varias veces" contra ellos mientras dormían.
El ataque les provocó heridas de diversa consideración. Uno de ellos tuvo que ser ingresado en el hospital Clínico por un esguince cervical y los otros dos fueron atendidos por contusiones en el lugar del incidente. El herido más grave es Ígor T. de 40 años, la misma edad que sus otros dos compatriotas. Después de la agresión, la grúa retiro el vehículo, de marca Volkswagen.
"Hacían sus necesidades en la calle, y se reunían ahí para beber. Se iban desde por la mañana al parque de Caramuel y no regresaban hasta por la noche. A veces había hasta seis personas durmiendo", cuenta Mateo, un vecino de la calle de Doña Mencía.
Aunque algunos de los habitantes de la zona dicen que nunca habían tenido problemas con los indigentes, otros, entre dientes, aseguran que están hartos de aguantar "las peleas y las borracheras nocturnas de algunos grupos de inmigrantes que viven en el barrio". "A veces ni miro por el miedo que me dan", reconoce una vecina. "Pero nunca se han metido conmigo", añade.
Su marido, presente en la conversación, le interrumpe: "No son violentos porque nadie les llama la atención cuando mean en la calle y tiran los cartones. Pero todos estamos hartos. Por eso anoche uno perdió la cabeza y embistió contra ellos", replica.
De los 44.500 habitantes que tiene el barrio de Puerta del Ángel, 6.000 son extranjeros, lo que supone un 13% de la población. Su presencia es visible en la calle, en los restaurantes de comida suramericana de la zona y en los locutorios que se reparten en los alrededores de la boca del metro.
"En esta zona es normal que cuando abandonan un coche se metan dentro a dormir, sobre todo los que andan en la droga", cuenta una mujer sin apenas detener su paso.
En los alrededores del metro Puerta del Ángel un grupo de unos 15 tóxicomanos está reunido en la plaza de Santa Cristina. Allí se pasan el día bebiendo cerveza y vino en la calle.
"Es una pena, ¿verdad?", reflexiona una vecina.
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