El colapso de los juzgados retrasa durante meses los trámites de separación
Los ocho magistrados de familia, desbordados, tramitan cerca de 16.000 asuntos al año
Los jueces de familia de Madrid tardan hasta siete meses en citar a las parejas que quieren separarse y adoptar las oportunas medidas urgentes (por ejemplo, decidir qué cónyuge mantiene provisionalmente la custodia de los hijos y cuál de ellos debe abandonar el hogar), según denuncia la Asociación Española de Abogados de Familia. Mantener a la espera durante siete meses -bajo un mismo techo y con hijos- a un matrimonio que desea separarse es propiciar conflictos que suelen derivar en brotes de violencia, coinciden en señalar la citada asociación y fuentes judiciales.
Los ocho juzgados de familia que hay en Madrid están desbordados de trabajo. Cada uno recibe al año cerca de 2.000 asuntos, más del doble que Barcelona, que dispone del mismo número de juzgados. Según los módulos del Consejo General del Poder Judicial, la cifra razonable de asuntos civiles por juzgado y año debe oscilar entre los 700 y los 900 asuntos, no más.
La nueva Ley de Enjuiciamiento Civil, que nació hace dos años con el propósito de agilizar la justicia civil y evitar que los pleitos se eternicen, es otra de las causas de la lista de espera que azota los usuarios de los juzgados de familia madrileños, según fuentes judiciales. Esta ley obliga a los jueces a celebrar comparecencia para todos los actos judiciales que surjan. Por ejemplo, para la adopción de las medidas urgentes o provisionalísimas. Antes, algunas incidencias del proceso de separación las podía resolver el juez por escrito y sin tener que citar a las partes; ahora, para cualquier asuntos mínimamente importante, es preceptivo citar a los cónyuges.
"Los juzgados están hipersaturados", explican fuentes judiciales. La cifra de separaciones y divorcios se ha disparado en los últimos años. En 2001, los juzgados de familia recibieron casi un 29% más de asuntos que en 2000; y las estimaciones indican que este año ha habido un 10% más de casos que en 2001, según la citada asociación de abogados, que preside Luis Zarraluqui. Entre enero y julio pasados, se separaron o divorciaron en Madrid 5.447 parejas: 3.251 de mutuo acuerdo, y el resto, con discrepancias, lo que obliga al juez a intervenir en el proceso para dirimir las divergencias.
"Es cierto que la medida provisional hay que adoptarla rápido (en 15 o 20 días desde que la pareja comunica su intención de separarse), pero la carga de trabajo nos impide hacerlo", subrayan fuentes judiciales
expertas en derecho de familia, que añaden: "Personalmente, he llegado a dejarle la agenda de citaciones a algún abogado para que la mirase él mismo".
El juez decano de Madrid, José Luis González Armengol, asegura que es "muy urgente la creación de al menos dos o tres nuevos juzgados de familia". "Se está hablando ahora de implantar juicios rápidos para las causas penales, pero se olvida que la justicia civil, y en especial la de familia, también requiere respuestas rápidas y eficaces en determinados asuntos", señala. "Cada juzgado de familia de Madrid está registrando anualmente el doble que uno normal", razona.
"Si en todos los procesos el tiempo es un factor esencial hasta el punto de que una justicia lenta no es justicia", afirma un portavoz de la citada asociación de abogados, "en materia familiar la tardanza cobra un carácter casi criminal".
La Consejería de Justicia "comparte la preocupación" de jueces y abogados sobre los efectos de la carga de trabajo que soportan estos juzgados. No obstante, un portavoz de este departamento explicó ayer que la creación de nuevos juzgados es competencia del Ministerio de Justicia. "Es Justicia quien decide si crean o no nuevos juzgados y quién paga la nómina del nuevo juez; la labor de la Comunidad de Madrid es, una vez tomada esa decisión, crear la infraestructura del nuevo juzgado y pagar la nómina de los funcionarios".
La actual situación de agobio en los juzgados de familia es tal que, según esta asociación de abogados, "los jueces, tensos y nerviosos, niegan pruebas (comparecencia de testigos) y, además, apremian a los abogados para que expongan rápido sus alegatos". Son tantos los asuntos que los magistrados se ven obligados a convocar "10 o 12 juicios en una sola mañana, que suelen durar hasta las cuatro de la tarde, lo que, lógicamente, les impide matenerse todo el tiempo en alerta, algo imprescindible para enjuiciar este tipo de hechos".
Para afrontar la actual carga de trabajo y "poder dar una respuesta, rápida, ágil y eficaz" a los usuarios, "es necesario duplicar la cifra de juzgados de familia", señala una magistrada.
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