La oposición iraquí anuncia que decretará una amnistía en Irak si llega al poder

La oposición iraquí quiere abrir un proceso de reconciliación nacional que facilite la transición a la democracia si Sadam Husein es derrocado. Los opositores defendieron la proclamación de una amnistía general de la que sólo quedarían excluidos 49 iraquíes, empezando por Sadam, sus dos hijos, dos de sus hermanos y los principales acólitos del régimen, como Tarek Aziz. Los asistentes a la conferencia de Londres buscaban anoche un acuerdo para crear un organismo que coordine a la oposición en el que se incluyan todas las tendencias políticas y religiosas.

Los conferenciantes esperaban cerrar el acuerdo anoche, aunque quizás a hora tardía dada la heterogénea mezcla de opositores reunidos este fin de semana en Londres. De la reunión tiene que salir un organismo formado por 45 representantes de los opositores que han asistido a la conferencia, incluidos los independientes. Las rivalidades y divisiones de la oposición a Sadam dificultaban ayer la elección de un directorio dentro del organismo unitario.

El otro plato fuerte de la conferencia es el lanzamiento de un documento político sobre la transición de Irak y una visión de su futuro a más largo plazo. Hoshyar Zebari, director de Relaciones Internacionales del Partido Democrático de Kurdistán (KDP), dibujó ante la prensa algunas de las ideas esenciales: la creación de un Gobierno interino que impida que haya un vacío de poder, la constitución de una asamblea constituyente, la reforma del sistema legal y la realización de un censo "bajo supervisión internacional para clarificar la representación étnica", dijo.

No a la ocupación exterior

Tanto Zebari como Hamid al Bayati, miembro del comité central del Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Irak (Sciri), defendieron la importancia de que Sadam y los cabecillas del régimen sean juzgados y que haya una amnistía general que permita la reconciliación. Ambos coincidieron en que "los iraquíes están en contra de todo tipo de ocupación exterior", en alusión a EE UU. Y Zebari tuvo buen cuidado de proclamar que los kurdos "no estamos aquí para secuestrar la conferencia", y dejó claro su apoyo a "una Constitución común" porque "federalismo y democracia han estado en el corazón del éxito de muchos países". "Los detalles de ese federalismo se negociarán en su momento".

Más que un acto político parecía el entreacto de algún espectáculo. La variopinta vestimenta de los asistentes daba una idea de la riqueza étnica, religiosa e incluso ideológica de Irak, pero también de las dificultades para poner de acuerdo a gente tan distinta. Pero ayer era fiesta. Un iraquí que lleva ya 20 años viviendo en España parecía haber encontrado la solución a todos los problemas: "Necesitamos cinco Felipe González", proclamaba. "Eso. Cinco González seguidos".

Bernard Kouchner estaba allí "para saludar a mis amigos kurdos, que me han invitado". "Y también a los demás, claro", se corrige de inmediato. Fundador de Médicos sin Fronteras, dos veces ministro del Gobierno francés, hasta hace poco alto representante de Naciones Unidas en Kosovo, Kouchner tiene las ideas claras: "Hay que derrocar a Sadam Husein porque ha matado a millones de personas". No sólo no se opone a la vía armada sino que cree que "lo único malo de esta guerra es que no se haya hecho antes". "¡Pero si hasta Siria está de acuerdo!", proclama antes de estamparle dos besos a un amigo kurdo y zambullirse en la euforia general.

Poco después aparece por los pasillos Ahmed Chalabi, bien arropado por sus guardaespaldas. Al líder del Congreso Nacional Iraquí y de esta conferencia se le pone cara de presidente mientras espera turno para que le entreviste en directo la CNN. Definitivamente, las cosas se están poniendo en marcha.