El modelo de Lezama
Carlos Gurpegui recibía el miércoles una visita inesperada: Andoni Zubizarreta, el director deportivo del Athletic; Sabino Padilla, el jefe de los servicios médicos, y Jupp Heynckes, el entrenador. No iban a renegociar su contrato. Aquello, por extraño, tenía mala pinta. La embajada le dio la mala noticia: positivo por nandrolona en el control antidopaje del primer partido de la Liga, contra la Real Sociedad. No se lo podía creer: "La máquina dirá lo que quiera, pero yo no he tomado nada".
Por mucho que se rebusquen en el club opiniones sobre Gurpegui, el resumen siempre es el mismo: un buen muchacho, tímido, bonachón, entregado y hecho a base de tesón. Un caso típico de futbolista navarro, de ésos que el Athletic busca en Tajonar. "Te gustaría que se parecieran a él todos los que llegan al primer equipo" dice un compañero. "Es obediente y currela", añade otro.
Nacido en Pamplona (19 de agosto de 1980), pero críado en Lezama, donde ha pasado por todas las categorías (Baskonia, Bilbao Athletic y Athletic), a base de tesón y fuerza física. "Es el jugador que todo entrenador quiere tener", asegura Heynckes aludiendo a su fortaleza "y sus ganas de aprender". Para él, es algo así como su hijo futbolístico, su perla, su modelo: "la joya de Lezama".
El caso ha dolido en el Athletic. Durante años, un club de cantera sólo había aportado un jugador estable al primer equipo, Yeste, de calidad, pero taciturno. Ahora había apostado por tres: Murillo, Arriaga y Gurpegui. Y resulta que se encuentra con uno de ellos bajo sospecha.
Nadie duda de Gurpegui. Resulta obvio que, con 22 años, un gran poderío físico y la vida por hacer, no iba a poner en solfa su futuro. Pero le esperan momentos difíciles. Nada más conocerse la noticia, las estadísticas hallaron muchas lecturas: el único jugador de campo que había actuado en todos los partidos; un medio centro goleador, caso raro, y dos goles en Anoeta, el día del análisis. Lo que eran virtudes a algunos le parecieron malos indicios.
La plantilla se puso a su servicio. Le arropó en su conferencia de prensa y el viernes, el segundo equipo, ante el Racing B, saltó al campo con camisetas blancas y un lema: "Carlos, zurekin gaude" ("Carlos, estamos contigo").
Todos se han volcado con Gurpegui, que, al parecer, superó el nivel de nandrolona permitido. Aparenta tranquilidad, pero lleva la procesión por dentro. Preocupado por que nadie le quite el puesto, ahora tiene un competidor sin rostro: un laboratorio que pone a prueba no ya su juego fisico, potente, entregado..., sino su fortaleza anímica.
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