"Los partidos se ganan dando libertad al jugador"
Desde que llegó a la Real, nunca ha pasado desapercido. Con su zurda, su carácter y las dosis adecuadas de polémica, Javier De Pedro (Logroño, 1972) ha sido siempre tan imprescindible como imprevisible. El año pasado, el Mundial le devolvió a la pasarela; este año, el liderato ha reivindicado su jerarquía en España.
Cuando Camacho se lo llevó al Mundial, en derimento del valencianista Vicente, De Pedro, un veterano, encontró por fín la pasarela internacional. "El Mundial fue un acontecimiento irrepetible, eso no me lo quita nadie", afirma. "Pero, además, me hizo madurar mucho y valorar más, si cabe, mi profesión. Yo fui y se quedó fuera Vicente, que es un grandísimo jugador. Sabía que si no me salían las cosas, me iba a llevar muchos palos, pero me limité a hacer lo que mejor sé hacer: jugar al fútbol".
Ahora ha desaparecido de las listas de Sáez , pero no le preocupa: "Si ahora no me llaman, hay que respetarlo. Pero no deja de ser chocante que en la selección no haya ningún jugador del que actualmente es el mejor equipo de la Liga. Pero hay que respetar las decisiones". En la Real se palpa que, a pesar de su arranque de temporada, aún no ha superado la barrera de los equipos grandes.
De Pedro no pierde la calma, a pesar de su carácter díscolo, polémico, a veces difícil, una definición que niega y que atribuye a su acusada responsabilidad "Lo que pasa es que tengo mucho carácter, mala leche, vamos, y no me gusta perder ni al mus, ni en pachangas", señala sin género de dudas. "Pero no creo que sea un jugador difícil. Yo siempre soy obediente con las consignas, pero luego cada cual tiene sus características".
Las de De Pedro tienen que ver con la de los zurdos, quizá más individualistas, más definitorios, raros para la mayoría, como si el fútbol se viera de forma distinta con la pierna izquierda. "Yo creo que sí, que los zurdos somos distintos a los demás, más técnicos y quizás con otro carácter. Probablemente, seamos más técnicos que tácticos".
Y esas característisticas han encontrado en el entrenador francés, Raynald Denoueix, la horma necesaria para De Pedro se sienta feliz, "porque nos ha dado muchas cosas, pero sobre todo confianza y libertad. Él trabaja, planifica, explica, organiza, pero luego en el campo el que manda es el jugador. En otras temporadas, prevalecían mucho los aspectos tácticos, y yo siempre he creído que los partidos se ganan dándole libertad al jugador. Hay que ser respetuoso con las obligaciones tácticas, pero luego el jugador necesita libertad para interpretar los partidos según se van produciendo".
En ocasiones, De Pedro se ha sentido minusvalorado por el club de toda su vida. Y no ha callado. Siempre ha habido una estrella por encima que ha cegado su brillo. Un asunto que ahora no le preocupa en absoluto, "porque lo importante es el bloque; las figuras, en el Belén. Aquí Kovacevic es el goleador, Karpin el carácter, yo las asistencias, Xabi el eje, y así hasta la totalidad de la plantilla". Quizá por eso no se ha sentido muy querido por su afición, ni muy valorado por el fútbol español, hasta el Mundial. "Yo creo que la gente de la Real sí me quiere. En cuanto el fútbol español, me siento un jugador importante en mi club y eso es lo principal", afirma convencido.
Ahora le pretende el Newcastle, aunque dice no saber nada. No rehuye el extranjero "pero siempre y cuando la Real no quiera que siga". No es el caso. Hoy sigue siendo imprescindible.
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