De opereta
Pese a todas las nuevas versiones de Carmen, este país sigue siendo de opereta. Es necesario que los grandes almacenes abran todos los domingos y fiestas del año, pero las bibliotecas y centros de investigación deben cumplir un estricto horario de 9.00 a 14.00 y de lunes a viernes. Soy una persona que trabaja, y pretendo realizar mi tesis doctoral, por lo que fines de semana y periodos vacacionales son los momentos que puedo aprovechar. El colmo lo he sufrido en el puente de la Constitución. La Biblioteca Nacional en Madrid, que, como un exceso, abre los sábados de 9.00 a 1.30, el día 7 de diciembre no pudo hacerlo porque hacía puente. Y que no se achaque a los funcionarios la responsabilidad, porque con el paro más alto de Europa no resulta coherente pretender que los trabajadores actuales carguen con la mayor disponibilidad de este servicio, para el que habría cantidad de personas dispuestas a ello. Tras mi enfado inicial, me asalta una reflexión peor. Si a científicos de renombre se les ponen pegas para poder investigar y se tienen que marchar fuera de España, ¿qué importancia puede tener para los actuales poderes públicos una investigación de base? Sigue siendo tan válida como en el siglo pasado la expresión "que inventen ellos".