"En la interpretación no se sabe dónde acaba el arte y empieza el oficio"
Joaquín Romero Marchent tiene 81 años y una vitalidad envidiable. No para. Director de películas como El Coyote, Antes llega la muerte, El sabor de la venganza, Tres hombres buenos o Condenados a vivir, entre otras, y de la serie Curro Jiménez, lleva a sus espaldas cincuenta años de la historia del cine español, en especial películas del Oeste, el famoso spaguetti-western. Álex de la Iglesia buscó que le asesorara para su último filme, 800 balas, curiosamente con el mismo protagonista de la conocida serie televisiva, Sancho Gracia. "Álex de la Iglesia me llamó para hablar de Almería. Le considero un amigo y, como profesional, ya hace tiempo que ha demostrado su gran talla", decía Romero Marchent ayer en Bilbao.
Aunque su carrera cinematográfica finalizó hace varios años -"lo último que hice fueron un par de capítulos de la segunda parte de Curro Jiménez, más por amistad con Sancho Gracia"-, su vida sigue girando en torno a ese mundo. No ha dejado de escribir, aunque ahora ya no se trata de guiones, sino de apuntes y hasta una novela sin fecha de publicación. Esta semana, Romero Marchent (Madrid, 1921) trabaja con los alumnos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco (UPV) en la realización de un vídeo documental en el que se explica la forma de hacer cine.
Un grupo de unos 45 alumnos de la facultad se divide en dos equipos de grabación. Uno de ellos graba a las órdenes de Romero Marchent cuatro secuencias de un guión original planificado previamente. El otro equipo rueda cómo dirige Marchent esas secuencias y las explicaciones de por qué lo hace de manera determinada. Esta segunda parte se podría considerar un así se hizo de la primera. El resultado es un vídeo didáctico en el que se enseña cómo hacer cine, qué solución es la correcta y cuál la incorrecta a cada problema que se presenta en el rodaje.
Para los alumnos de la UPV que intervienen en la grabación, la oportunidad de trabajar junto a este veterano director supone "tener una visión real del cine, de la mano de un maestro", según Aitor Gutiérrez, realizador del vídeo.
El producto final tendrá una hora de duración y será eminentemente didáctico. "Mi intención es grabar algo que sirva para el conocimiento de la gente que empieza en este mundo. No es fácil y las escuelas cuestan mucho dinero; no todas las personas que quieren dedicarse al cine pueden acceder. Con este vídeo se facilitará a quien no pueda ir a una escuela que aprenda este oficio", explica Romero Marchent.
En sus comienzos, este director no contó con otra posibilidad de aprendizaje que el día a día. "Yo fui un aprendiz de viajes de tranvías, porque tenía que coger hasta tres tranvías para ir a los estudios a ver cómo se rodaba; un aprendiz de detective, para averiguar por qué los directores hacían lo que hacían", comenta. Tras intervenir en "unas cuantas" películas como meritorio, entró de segundo ayudante de dirección para la película Noche de Reyes, de Luis Lucia. "El primer ayudante era Francisco Rovira Beleta, que luego cuando llegó a director me ascendió a primer ayudante suyo". Así hasta que dirigió su primer filme, Juzgado permanente, en 1953. ¿Cuál de sus filmes recuerda especialmente? "Me acuerdo de todos, pero no con la misma alegría", dice con sorna.
Joaquín Romero Marchent habla de su profesión con mucho cariño, pero huyendo de divismos. "Esto es un oficio y se aprende. Incluso en la interpretación, que es la parte más artística del cine, no se sabe dónde acaba el arte y empieza el oficio. En el cine hay un denominador común, que es el productor. Lo demás es una tramoya a las órdenes del dinero del productor", asegura. Durante 20 años, fue el guionista de sus propios filmes. "La llave para abrir las puertas de la producción era tener un guión que le gustara a los que tenían el dinero".
No le importa la connotación peyorativa que el spaguetti-western ha tenido durante décadas. "De las críticas me quedo con quién las hace. Hay personas que al criticarme, me halagan", concluye.
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