El Macba revisa la trayectoria del artista de culto Blinky Palermo
La exposición reúne la obra del pintor por primera vez en España
Blinky Palermo era el sobrenombre de Peter Heisterkamp (Leipzig, 1943-Islas Maldivas, 1977), un pintor de corta trayectoria más conocido por las referencias que de él hacían otros artistas que por lo que había podido verse de sus pinturas. La retrospectiva de su obra que ayer se inauguró en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) permite por primera vez en España conocer de primera mano el trabajo de este artista de culto que expandió la pintura al espacio arquitectónico.
La pintura de Blinky Palermo bebe de las vanguardias clásicas, desde el constructivismo ruso a los campos de color de los expresionistas abstractos. Con todo, lo que le ha hecho merecedor de este respeto que, sobre todo, le profesaron muchos jóvenes artistas de los noventa fue su manera de revisar esta tradición desde una perspectiva nueva no exenta de ironía en la que incluía el espacio arquitectónico como parte de la obra.
Ésta es quizá la parte más interesante de la obra del artista, que queda reflejada en la exposición a través de las fotografías y los bocetos de las intervenciones que realizaba in situ en galerías, casas particulares o museos. Solían ser intervenciones geométricas muy simples, consistentes en seguir con una franja de color una moldura neoclásica, pintar la estructura de los marcos de una ventana en la pared opuesta, etcétera.
El museo recupera una de las intervenciones espaciales de Palermo, la que realizó en la Bienal de Venecia de 1976, titulada Puntos cardinales, en una vieja nave industrial que ha alquilado para la ocasión (Torres Amat, 5, Barcelona) cerca del centro, a pocos metros del Dispensario Antituberculoso de Josep Lluís Sert. En aquella instalación el artista situó en los ángulos del rectángulo que configura la nave cuatro grandes cristales sostenidos por barras de hierro pintadas de colores vivos.
En el museo se presentan unas 150 obras del artista que abarcan, sin orden cronológico, los 14 años de su trayectoria. Casi todas las piezas, exceptuando algunos pequeños dibujos, son abstractas. Pese a que en sus obras pueden verse referencias a otros maestros, su manera de abordarlos suele tener un punto distorsionador. Por ejemplo, realizaba unas obras abstractas con franjas de colores que podrían recordar a primera vista las de Mark Rothko, pero las de Palermo no están realizadas con pigmentos, sino con telas de colores compradas en almacenes que adaptaba al bastidor. Pese a que algunos críticos lo sitúan en la corriente minimalista, la comisaria de la exposición, Gloria Moure, considera la pintura de Palermo "totalmente opuesta al minimalismo" y "agresivamente europea". La suya, explica, no era una actitud formalista, sino que buscaba que las pinturas, por muy abstractas que fueran, asumieran todos los significados posibles y estuvieran abiertas a la interpretación del espectador.
La fragilidad de la obra de Palermo, en gran parte realizada sobre papel, y la escasez de su producción, que dificulta el encontrar coleccionistas o museos dispuestos a prestar las obras, han dificultado la organización de esta exposición, que tras su paso por el Macba, donde puede verse hasta el 16 de febrero, se presentará en la Serpentine Gallery de Londres.
Un 'beatnik' con apodo de mafioso
Peter Heisterkamp nació en Alemania en 1943. Era huérfano y tras la adopción lo separaron de su hermano gemelo. En 1962 inició sus estudios en la célebre Academia de Arte de Düsseldorf. Su profesor, y más tarde amigo, fue Josep Beuys, que influyó en su posterior percepción del arte. Con todo, al igual que sus compañeros de estudios Gerhard Richter y Sigmar Polke, mantuvo siempre gran respeto por la tradición de la pintura occidental. Al parecer, fue Beuys el que en 1964 le puso el apodo de Blinky Palermo por su parecido con un famoso mafioso del mismo nombre que era manager del boxeador Sonny Liston. Desde entonces le robó el nombre al mafioso, tanto en su vida artística como en la privada. Su carácter vitalista y pasional, aparentemente contradictorio con la sobriedad abstracta de sus obras, debió de marcar a todo su entorno porque su recuerdo ha sido constante en los que le conocieron, desde Beuys a Richter, pasando por Imi Knoebel y Ulrich Rückriem. Pudo influir su muerte prematura, a los 34 años, durante un viaje a las islas Maldivas. Entonces ya había conseguido un considerable prestigio en Alemania y empezaba a ser conocido en Estados Unidos, país en el que residió dos años.Beuys lo definía en una entrevista como un "beatnik anarquista" que tenía a William Borroughs como ídolo literario, escuchaba a Thelonious Monk y se implicaba en política a través de su personal manera de vivir. Explica Gloria Moure que cuando se les pregunta a sus amigos de qué murió, la contestación es: "Sexo, drogas y rock and roll". Desgastado por los excesos, su cuerpo no aguantó.
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