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Pujol afirma que "no hay demanda" de pisos de alquiler para jóvenes

La política de vivienda se convirtió ayer en motivo de enfrentamiento entre el Gobierno de CiU y la oposición socialista en el Parlament. El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, entre crecientes rumores y caras de estupefacción en los bancos de la izquierda del hemiciclo, sostuvo que "no hay demanda" de pisos de alquiler para jóvenes porque, "mientras las hipotecas estén como están ahora, la gente prefiere la compra".

El arranque del debate no prometía lo que luego deparó en la sesión de control al Gobierno. Y es que el líder de la oposición socialista, Pasqual Maragall, comenzó su pregunta refiriéndose a la reforma del Estatut, a la necesidad de una nueva ley electoral y la ordenación territorial. Fue al enunciar el cuarto punto cuando el presidente del Partit dels Socialistes descendió a un asunto de candente actualidad en la calle: el precio de la vivienda. Y aquí fue donde se produjo la polémica con un Jordi Pujol empeñado en demostrar la falta de cultura del alquiler en Cataluña.

"Las viviendas de alquiler para jóvenes debían ser inicialmente 300 y al final nos quedamos en 146, precisamente porque no hay demanda. No, no, no... No hay demanda. Cuando se hace un bloque acabas teniendo que regirte por el mercado, no por uno o dos", concluyó Pujol. La tesis del presidente de la Generalitat es que en Cataluña no hay cultura del alquiler: "Cuando hacemos vivienda para arrendar, a los pocos días vienen los beneficiarios y nos dicen que quieren comprarla".

Pasqual Maragall lo vio de otra forma: "Hace 10 años, los créditos por vivienda equivalían al 20% de la renta familiar, ahora son del 60%; los intereses han bajado, las desgravaciones han aumentado y, naturalmente, los precios han subido". "No quiero ni imaginar qué puede ocurrir el día que los intereses suban", prosiguió Maragall, quien acusó al Gobierno de CiU de no respetar la desgravación de viviendas de alquiler aprobada por el Parlament. "Ustedes, en cambio, han prometido el 1% de desgravación para los papás que compren pisos para sus hijos", concluyó.

Mala interpretación

La polémica caldeó el ambiente fuera del hemiciclo. Los socialistas recordaban en los pasillos del Parlament que la campaña para optar a uno de los 1.055 pisos municipales para jóvenes se cerró el pasado mes de noviembre con la friolera de 19.697 solicitudes. Los alquileres de estas viviendas para menores de 35 años es de unos 200 euros mensuales.

En las filas del Gobierno de CiU se reconoció que Pujol había incurrido en un error de interpretación de datos facilitados para responder a la pregunta parlamentaria. Damià Calvet, director general de Arquitectura y Vivienda, aclaró a preguntas de este diario que la Generalitat ha acabado este año 146 viviendas de protección oficial para jóvenes en Cataluña. Todas ellas están adjudicadas y 359 están comenzadas. "Es cierto que la cultura de la compra de vivienda está muy generalizada en Cataluña, pero el presidente ha malinterpretado los datos", subrayó Calvet. Las viviendas de alquiler para jóvenes construidas por la Generalitat se reparten por toda Cataluña -la mayoría en el área metropolitana de Barcelona- y su alquiler, con plaza de aparcamiento incluida, es de unos 120 euros. Los inquilinos sólo pueden residir en estas viviendas durante cinco años.

Además del alquiler de pisos, el tema estrella de la sesión de control de ayer era la situación de crisis de la Sindicatura de Cuentas, el retraso en sus tareas de fiscalización y la actitud "obstruccionista" que, a juicio de la oposición, mantiene el síndico mayor, la cual afecta singularmente al llamado caso Pallerols, de presunta financiación irregular de Unió Democràtica. Rafael Ribó, de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), se encargó de verbalizar el malestar de la oposición de izquierdas y el PP, el socio más sólido con que cuenta el Gobierno de Pujol.

Ribó recordó que la actuación de la sindicatura ha motivado 56 iniciativas "para poner orden en el caos" de un organismo, cuyo sentido "de la fiscalización está obturado". "El 25 de noviembre de 2002 nos enteramos en esta Cámara de que Televisió de Catalunya estaba en quiebra técnica en el ejercicio 1998-1999. Algunos ejercicios, los del 97, 98 y 99, han llegado en noviembre de 2002, y eso daña a la democracia. Aprobar el presupuesto de 2003 sin tener disponible el ejercicio corriente es algo que ninguna empresa privada del mundo haría", concluyó Ribó entre aplausos de los bancos de la izquierda.

El socio popular

Pujol optó por una defensa comparativa. Aseguró que la sindicatura funciona al mismo ritmo que el Tribunal de Cuentas. El presidente de la Generalitat justificó la gestión del organismo que preside Marià Nicolàs, síndico mayor propuesto por Convergència i Unió, que se halla en el centro de las críticas de todos los partidos, y acabó recordando que los informes que más se han retrasado son los que hacen referencia, según dijo, a entidades gobernadas por la izquierda.

Además de la sindicatura y la vivienda, el otro grupo de la izquierda, Esquerra Republicana, optó por preguntar al presidente de la Generalitat por qué prefiere tener como pareja al Partido Popular antes que a ellos. "En tres ocasiones les hemos ofrecido un acuerdo de colaboración, pero usted ha preferido la subordinación al PP", exclamó el líder de ERC, Josep Lluís Carod. "Y en el tema del Prestige y de la Ley de Cajas, defienden unos intereses que de nacionales no tienen nada", concluyó Carod, ante un Pujol ya acostumbrado a estas invectivas de ERC. "Nosotros no nos apartamos de nuestro programa y ¿cómo podemos confiar en ustedes si a la media hora de haber presentado el presupuesto ya tienen lista una enmienda a la totalidad?", respondió Pujol.

El socio denostado por ERC, el Partido Popular, tomó la palabra por medio de Alberto Fernández para preguntar a Pujol si entre sus prioridades en lo que queda de legislatura figura la reforma del Estatut. Aquí el presidente de la Generalitat se mostró fiel a su compromiso de investidura. La reforma estatutaria llegará, pero más allá del año próximo. O sea que, de momento, no.

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