Peter Jackson afirma que 'El señor de los anillos' requería simplificar el libro

París ha sido escogida para la gala europea de 'Las dos torres', segunda entrega de El señor de los anillos. Su director, Peter Jackson, y buena parte de sus protagonistas y técnicos han acudido a la capital francesa como un ejército de hobbits amable y risueño. Sólo en Francia, la película monopolizará el 65% de las 5.600 salas de cine. "Ni tan siquiera una parte importante de nuestros espectadores ha leido el libro de Tolkien", señala Jackson, "así que la adaptación requería una gran simplificación para que nadie pierda el hilo".

Aunque hoy se celebra en París la gala europea de Las dos torres, el estreno comercial del filme será -en todo el mundo- el próximo 18 de diciembre. "Esta segunda película es la más difícil. La primera era la introducción, la presentación de los personajes y del problema; la tercera será el clímax y desenlace, pero Las dos torres tiene que sostenerse por ella misma, sin contar con las otras dos partes", dice Peter Jackson. Este neozelandés enamorado de su país, nacido en Pukerua en 1961, es, bajo su aspecto encantador y despreocupado (gordito, descalzo, con el polo por encima de los pantalones y el pelo enmarañado), un tipo capaz de cálculos de riesgo muy precisos. "Hubo varias versiones del guión. A medida que rodábamos, íbamos cambiando cosas, rectificando ciertos aspectos. El libro lo conozco de memoria, lo he leído varias veces y hay pasajes que he releído decenas y decenas de veces, pero el filme no podía ser el libro porque hubiera sido una mala película", afirma el director.

Los actores han asumido las "píldoras filosóficas" de Tolkien y Jackson, y las transmiten con gran convicción. Para Frodo-Elijah Wood, "mi personaje prueba que el individuo más insignificante es capaz de cambiar el orden de las cosas y salvar el mundo". Gimli-John Rhys Davies lo ve de forma parecida: "Nosotros escogemos lo que queremos ser, en qué persona queremos convertirnos". Arwen-Liv Tyler lo explica todo desde un prisma más sentimental, pues para ella "lo que cuenta es que no hay que perder nunca confianza en la fuerza del amor".

Para Elijah Wood, "el libro es más denso, y el filme, más espectacular". A él lo que le impresionó fue que "el plan de rodaje cambiaba cada día, dependía del tiempo y de otros imponderables. Todo era caótico, salvaje y, al mismo tiempo, tranquilo y productivo. Jackson ha sabido llevar una gran producción como una película independiente, una mecánica abierta a la improvisación".

Para Rhys Davies, lo peor fueron las cinco horas diarias de maquillaje: "Descubrir que mi piel es alérgica a la mayor parte de productos cosméticos". El actor, con voz profunda y una dicción shakespeariana, recuerda: "Cuando salí de la Universidad consideraba con menosprecio la obra de Tolkien, catalogada como para niños. Luego la he leído varias veces y me parece un trabajo insuperable de ficción imaginativa. Y las tres películas, juntas, son una obra maestra de la épica". Liv Tayler, igualmente entusiasta, lo dice de manera más prosaica: "Hay fanáticos del golf, los hay del fútbol y, ¿por qué no?, los hay de la imaginación: para ellos no puede haber nada mejor que El señor de los anillos".