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Aplazado el cierre de una mezquita de Reus que no tiene licencia municipal

El Ayuntamiento afirma que ha alcanzado un pacto para cerrarla y los musulmanes lo niegan

Controversia repetida por el cierre de la mezquita de la calle de Cervantes, en el centro de Reus. La reunión celebrada el pasado viernes por los representantes de la comunidad islámica del Tarragonès y el alcalde de Reus, Lluís Miquel Pérez, finalizó con un principio de acuerdo para abandonar las actividades de rezo, según el consistorio, y evitar por lo tanto la acción policial de precinto del local, que carece de licencia de actividad. No obstante, el portavoz de la comunidad, Idriss Elgzaui, que no asistió a la reunión, negó que hubiera acuerdo alguno y manifestó la disposición de los musulmanes de Reus a continuar utilizando el local hasta encontrar otro. El consistorio no procedió ayer al precinto.

La polémica por la mezquita se reaviva un mes después de su inicio con la reapertura del local por los musulmanes para la celebración del Ramadán. Finalizada la festividad, en la que el consistorio abrió un expediente informativo, se organizó el encuentro entre un abogado de la comunidad y el alcalde. Allí, según el municipio, se alcanzó el acuerdo de abandonar la actividad. Elgzaui, en cambio, lo negaba y aseguraba desconocer de dónde había salido que se había llegado a un pacto. Según un comunicado municipal, el pacto incluía la búsqueda de un local adecuado.

Pese a las discrepancias, el consistorio no ordenó el precinto del local, dado que espera que sea la propia comunidad la que lo abandone. Durante todo el mes, agentes de la policía local han controlado la afluencia de los creyentes a la mezquita.

La situación irregular del oratorio se destapó hace dos años, cuando el Ayuntamiento de Reus denunció la falta de licencia de actividad del local, situado en el número 44 de la calle de Cervantes. La presencia de un número elevado de fieles, además, provocó la alarma de los vecinos. Desde hace poco más de un año, el colectivo de musulmanes está buscando un local alternativo. Hasta el momento se ha tenido que trasladar a centros de Valls o del barrio tarraconense de Torreforta. Elgzaui denuncia la dificultad de localizar otro inmueble sin haber conseguido vender el que ya tienen. "Los interesados no pueden comprarlo porque el Ayuntamiento se niega a dar licencias de actividades allí", dice.

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