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Las estaciones de esquí pirenaicas rozaron el colapso

Frío y viento en la primera cita del año con la nieve para 50.000 esquiadores

"No logro recordar un inicio de temporada como éste", aseguraba ayer Joan Miró, director de mercadotecnia de la estación andorrana de esquí Pal i Arinsal. "Se han unido el sol, la nieve, la nieve polvo muy fresca y mucha gente, pero sin masificaciones". Eso fue lo que ocurrió durante el puente de la Constitución en la mayoría de las instalaciones del Pirineo catalán, andorrano y aragonés. Más de 50.000 aficionados al esquí visitaron las estaciones invernales catalanas durante el largo fin de semana de tres días. Sin embargo, durante el puente, en casi todas ellas hubo problemas y colapso en algún momento: o de tráfico, o de mal tiempo, o de exceso de usuarios.

"El jueves pasado", agrega Joan Alabau, director de pistas de la estación de Boí Taüll, "nuestra apuesta era bastante negativa. El miércoles y el mismo jueves tuvimos que cerrar las instalaciones por culpa del fuerte viento, y los meteorólogos afirmaban en todos los medios de comunicación que haría mal tiempo y las carreteras resultarían peligrosas durante todo el fin de semana. Creímos que la gente se asustaría ante estas previsiones negativas. Pero, afortunadamente, no fue así. Durante los tres días, nosotros vendimos 11.000 forfaits. El sábado estuvimos al borde de la saturación en las pistas, rozando nuestro límite de 5.500 usuarios en un mismo día".

Los malos presagios del jueves se acentuaron aún más en aquella zona leridana, porque los esquiadores, por la tarde, se encontraron con controles de los Mossos d'Esquadra en Pont de Suert, que paraban a los automóviles para comprobar si llevaban cadenas ante el peligro de la nieve y de hielo sobre el asfalto, especialmente en el tramo entre Barruera y el Pla de l'Ermita, situado a 1.800 metros de altitud, donde se ubica la mayoría de los centros de alojamiento de la estación de esquí situada cuatro kilómetros más arriba. Boí Taüll fue una de las estaciones que quedó colapsada el sábado por la afluencia de aficionados. "Fue un colapso controlado", asegura Alabau.

El problema del colapso fue el cierre forzoso de Baqueira-Beret. La estación aranesa permaneció cerrada en su zona alta el jueves y el viernes por fuertes vientos y peligro de aludes. "Beret no se abrió hasta el sábado. Y en Baqueira mantuvimos cerradas las zonas de Bonaigüa hasta el mediodía del sábado. Los accesos a Beret fueron cerrados al tráfico, y eso nos creó también problemas", reconoce Robert Buil, portavoz de Baqueira. "El viernes tuvimos colapso circulatorio a partir de Salardú. Pero el sábado y el domingo albergamos a 8.000 esquiadores; o sea, nuestra instalación funcionó a medio rendimiento. Sin embargo, es probable que algunos usuarios decidieran no arriesgar y optaran por otras estaciones".

En Andorra también hubo retenciones circulatorias el viernes, a causa de la nevada que cayó el jueves y que obligó a cerrar el puerto de Envalira, que da acceso desde Francia al Principado. En Pal y Arinsal, sin embargo, entre 6.000 y 7.000 usuarios utilizaron diariamente las instalaciones. Y también en Soldeu El Tarter se disfrutó de unas condiciones "excelentes", asegura Sira Puig, portavoz de la instalación.

En el Pirineo oriental, La Molina no sufrió colapsos. Viernes y sábado vendieron algo más de 5.000 forfaits, mientras que el domingo redujeron la cota hasta 3.300. "Era lo que teníamos previsto", dice Joan Colomines, responsable de promoción y ventas de la estación gerundense. "Muy por debajo de nuestros límites. Cualquier sábado de febrero solemos acoger a 7.000 esquiadores".

En general, según datos de las estaciones, la ocupación de las pistas fue alta. La cifra de 50.000 esquiadores en el Pirineo, aportada por el Patronato de Turismo de Lleida, puede quedarse corta. La ocupación hotelera estuvo entre el 80% y el 100%. Los responsables del sector sostienen que la cantidad de nieve en el estreno de la temporada y el intenso frío aseguran las semanas estrella de Navidad y Reyes. De cumplirse estas previsiones, el impulso económico en el primer mes de este invierno supondrá el 25% de los ingresos de la temporada.

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