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FÚTBOL | Duodécima jornada de Liga

Continuos enfrentamientos entre los 'ultras' de ambos equipos

La violencia volvió a aparecer ayer en la Liga. Esta vez fue el estadio de El Sadar el lugar elegido por los ultras para mostrar la cara más triste del fútbol. El cóctel de política, fanatismo y alcohol provocó numerosos enfrentamientos entre las hinchadas más extremistas de ambos equipos. Unos 200 seguidores del Atlético de Madrid, la mayor parte de ellos miembros del Frente Atlético, desembarcaron en Pamplona con toda la parafernalia ultra.

Banderas preconstitucionales y símbolos neonazis aparecían y desaparecían continuamente en la grada de los aficionados atléticos. La sección más violenta de la hinchada rojilla también desplegó toda la parafernalia, esta vez proetarra, antes y durante todo el encuentro. Antes del pitido inicial, la peña Indar Gorri mostró una pancarta contra la política penintenciaria del gobienro y pronto florecieron las pancanrtas con consignas en favor de los presos de ETA. También se registraron cánticos en homenaje a Aitor Zabaleta, hincha de la Real Sociedad asesinado en Madrid por ultras atléticos, que fueron contestados con insultos al difunto.

Pero el ambiente ya se encontraba caldeado desde la mañana. Algunos aficionados atléticos llegaron a Pamplona en coches particulares y se registraron varios escarceos violentos aunque no fue necesaria la intervención policial. Ya en las horas previas al encuentro y en las inmediaciones de El Sadar miembros de la peña Indar Gorri esperaban la llegada de sus rivales. Pese a la actuación policial, varios cristales fueron destrozados y se produjo un intercambio de lanzamiento de objetos que se saldó sin heridos.

Pero fue durante el partido cuando se produjeron los hechos más graves. La fotografía de un periodista desencadenó la ira de los ultras blanquirrojos y comenzó una trifulca que tuvo que ser controlada mediante una carga policial. Pronto se repitieron los hechos.

Lanzamiento de sillas y otra carga policial. En esta ocasión, un hincha fue detenido, lo que provocó la deserción de todos los aficionados atleticos. La grada se quedó desierta y muda. Pese a la alegría mostrada por la hinchada rojilla, los ultras atléticos volvieron tras quince minutos y durante la segunda mitad se registraron otra vez los mismos incidentes violentos.

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