Una escritora en la televisión

Un emotivo acto evoca la faceta periodística de Montserrat Roig

Hasta meses antes de su muerte, la escritora y periodista Montserrat Roig estuvo trabajando en distintos proyectos televisivos, que no llegarían a ver la luz: una serie de reportajes sobre ciudades vistas a través de los ojos de un escritor y una comedia de situación titulada Propietat horitzontal centrada en un patio de vecinos. Roig quería volver a un medio hacia el que inicialmente mostró reticencias, por el uso que de él había hecho el franquismo y por su escaso aprecio entre los intelectuales. Sin embargo, pronto descubrió su fuerza y lo frecuentó. En la recta final de los actos dedicados a la autora con motivo del 10º aniversario de su muerte (se acaban de cumplir 11 años de su fallecimiento), el Colegio de Periodistas de Cataluña celebró el jueves por la noche un acto íntimo y emotivo para recordar la faceta periodística, sobre todo la televisiva, de la escritora.

Personatges fue el título de la primera incursión de Roig en la pequeña pantalla, en 1977. Era un programa de 49 entrevistas (de 50 minutos cada una) a profesionales de distintos ámbitos, de escritores a músicos, pasando por geógrafos y escenógrafos, realizado con escasos medios técnicos pero con voluntad de llegar al fondo de cada personaje. TVE retiró el espacio en una maniobra interpretada como un veto dada la vinculación política de Roig al PSUC. Personatges, al que con los años siguieron otras series de entrevistas y colaboraciones diversas, imprimió carácter al género de la entrevista televisiva. El cineasta Gonzalo Herralde ha impulsado la recuperación de este programa con su edición en vídeo.

El jueves, la Montserrat Roig periodista fue recordada por tres compañeros de profesión: su hermana Carmina, la decana del Colegio de Periodistas, Montserrat Minobis, y el periodista Joan Carles Peris. Un abanico de ángulos, desde el inevitablemente subjetivo de la hermana al tono distanciado de Peris, que no conoció a la autora y ha estudiado su producción televisiva con rigor académico. Todos ellos coincidieron en señalar la calidad literaria de su trabajo periodístico y su habilidad para dar voz y proyección a profesionales de distintos ámbitos desconocidos para el público.

Carmina Roig se emocionó al leer el último de los artículos de su hermana, que escribió la víspera de su muerte, con el corazón y con continuas referencias a este órgano vital, y cuyo título la autora cambió en el último momento, quién sabe si premonitoriamente, por el de Un múscul traidor. Su compromiso con los lectores era tan fuerte que sólo en los peores momentos de su enfermedad faltó a la cita diaria. Y eso que, como recordó su hermana, el proceso de escritura era para ella un momento tenso. En plena sobremesa, quizá dejando a medias una conversación, se ponía seria, sentenciaba un rotundo "ahora tengo que hacer el artículo" y se encerraba en su despacho. Nada debía molestarla hasta darlo por acabado. "Era una gran periodista, aunque ella en realidad se consideraba narradora. Tanto cuando ejercía el periodismo como cuando hacía de escritora", resumió su hermana.