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Putin pacta con los periodistas una autocensura para tratar el terrorismo

El Parlamento había aprobado una ley restrictiva de la información

Pilar Bonet

Vladímir Putin se avino ayer a no firmar la ley que restringía la cobertura informativa del terrorismo después de que los medios de comunicación se ofrecieran a limitarse ellos mismos mediante normas corporativas. El presidente de Rusia, que convocó a cerca de una docena de dirigentes de televisión, radio y prensa escrita en el Kremlin, demostró, sin embargo, su intolerancia hacia las actitudes independientes, atribuyendo determinadas coberturas televisivas de la crisis de los rehenes en el teatro Dubrovka de Moscú al deseo de incrementar la audiencia y de ganar dinero.

El proyecto de ley que restringía la cobertura informativa del terrorismo había sido aprobado por las dos Cámaras del Parlamento y estaba pendiente de la firma del presidente para entrar en vigor. Ahora, tras el rechazo de Putin, las Cámaras crearán una comisión conjunta, en la que participarán también la Administración Presidencial y representantes de los medios, con el fin de concertar un nuevo texto.

La polémica ley era anterior a la crisis de los rehenes y, antes de que se produjera el secuestro, había sido aprobada en dos lecturas por la Duma Estatal (la Cámara baja) sin que la prensa prestara atención al documento que se le venía encima. Tras el desenlace del secuestro, cuando la ley fue aprobada definitivamente por la Duma y luego por el Consejo de la Federación, los medios se alarmaron. Fue entonces cuando una veintena de dirigentes escribieron una carta al presidente, pidiéndole que no firmara la ley y comprometiéndose a cambio a elaborar normas autorreguladoras ellos mismos.

Putin criticó ayer a un canal de televisión que "algunos minutos antes del asalto" al teatro de Dubrovka había mostrado "los movimientos de las unidades de intervención especial" disponiéndose a tomar el edificio. Tales imágenes, según dijo, podrían haber causado "una enorme tragedia". "La gente que hizo esto no podía no comprenderlo", señaló Putin, que se explayó complacido en los detalles de la operación, según uno de los asistentes al acto.

El presidente acusó a los periodistas del medio en cuestión (que no nombró) de "haber ignorado conscientemente" el acuerdo con el Ministerio de Prensa y las normas del comité que dirigía la operación de salvamento. "Estaba claro que lo hacían para incrementar la audiencia, la capitalización y, en última instancia, para ganar dinero", dijo. El presidente afirmó que este fin no puede lograrse a "cualquier precio" y, desde luego, "no a costa de la sangre de nuestros conciudadanos". La principal arma del terrorista, dijo, no son las balas ni las granadas, sino el "chantaje al Estado" y el mejor método para este chantaje es "convertir el acto terrorista en un espectáculo público". Konstantin Ernst, director de la primera cadena de televisión, mostró su desacuerdo con Putin sobre las motivaciones de los periodistas criticados y señaló que también los cuerpos especiales y del orden público tienen que tener normas para casos extremos. Putin afirmó que iba a mantener una "conversación aparte" con estos organismos sobre los aspectos de la operación antiterrorista.

"Por desgracia, los medios de información son muy débiles", manifestó Alexéi Símonov, presidente del fondo Glásnost y uno de los invitados a la reunión de ayer. "Las autoridades han mostrado ahora su disposición a colaborar, pero los medios de comunicación arriesgan mucho, tal vez demasiado, en esta colaboración con las autoridades", señaló Símonov.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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