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Reportaje:OLIMPISMO

La última revolución

El COI debate esta semana, en México, el cambio de su programa

El olimpismo, tras afrontar con Juan Antonio Samaranch más cambios en 20 años que en toda su historia, afronta esta semana otro, el primero importante propiciado por su sucesor en la presidencia, el belga Jacques Rogge. Samaranch lo había previsto, pero bastante tuvo al final de su mandato con las averías de la corrupción. Eso sí, en un organismo con tantos intereses encontrados, es posible que la reforma más ambiciosa del programa de los Juegos quede en esta 114ª asamblea, en México, más en aplazamientos o inmovilismos que en decisiones. Todo indica que los cambios completos se harán en la de Praga, en julio de 2003. Las resoluciones no llegarán a tiempo de Atenas 2004 y algunas ni siquiera valdrán para Pekín 2008, sino para la cita de 2012. Pero, al margen del corto o medio plazo, porque a las federaciones implicadas se les ha dado un plazo para defenderse, se ha abierto una vía imparable hacia nuevos deportes, lo que supondrá el adiós a otros -con al menos los dos tercios de los votos- o a partes de otros -por la simple decisión de la comisión ejecutiva-.

Hasta Sydney 2000, el programa fue trampeando con parches para limitar los participantes, pero sin eliminar ningún deporte. El último en caer fue el polo en Berlín 1936. Sólo fueron amenazados el pentatlón moderno y el boxeo. El primero vuelve a rondar ahora el abismo y el segundo lo ha regateado con una astuta campaña de rebajas y gracias a que un estudio médico no dio tan negativo como el COI esperaba. La comisión evaluatoria recomendó la exclusión de tres deportes y la supresión de pruebas de otros, así como la incorporación de dos y el rechazo de 15.

Exclusiones recomendadas

- Béisbol y softbol (la variante femenina). Pese a ser nuevos, pues empezaron respectivamente en Barcelona 1992 y Atlanta 1996, siguen sin extenderse mundialmente. Además, al coincidir los Juegos con la temporada profesional norteamericana, tampoco han estado las figuras y difícilmente estarán. Rogge ha recibido una carta de uno de los diez patrocinadores del comité de Estados Unidos presionándole, pero ha dicho que "la decisión se tomará sólo con criterios deportivos". No será fácil: China es una potencia en béisbol y lo querría en Pekín mientras que las Grandes Ligas han hecho también gestiones.

- Pentatlon moderno. Deporte obsoleto, de origen militar y con escasa participación mundial al ser muy costoso. Se compone de cinco pruebas: natación, esgrima, tiro, hípica y cross. Todas, salvo la última, ya están en el programa por separado. La puntilla se la ha dado el triatlón.

- Marcha. Pese a los eternos escándalos de las descalificaciones, el atletismo ha cerrado filas y contraatacado. José María Odriozola, el presidente de la federación española y miembro del consejo de la internacional, argumenta: "El atletismo es el protagonista principal. Si se quita la marcha, se retira todo. Nos habíamos autocriticado y hemos tomado medidas antes de esta amenaza. De los 70 jueces internacionales quedarán poco más de 20, entre ellos dos españoles, los de calidad. Así se paliarán los errores. Hay otros deportes con ese problema, como el fútbol, y no pasa nada". Tampoco parece México, uno de los templos de la marcha, el lugar más indicado para atacarla.

- Lucha grecorromana. Desaparecerá posiblemente.

- Concurso completo de equitación. Es espectacular, pero caro. Requiere mucho terreno para la prueba de campo y las otras dos, saltos y doma, están en el programa.

- Aguas bravas de piragüismo. Es difícil encontrar los escenarios y es muy alto el coste de las infraestructuras.

Admisiones recomendadas

- Golf. Ya estuvo en París 1900 y San Luis 1904. Samaranch y Severiano Ballesteros intentaron recobrarlo en Barcelona 92, pero la falta de una federación internacional lo frustró. La condición es que jueguen los mejores, pero las primeras reacciones, empezando por la del estadounidense Tiger Woods, que no quieren calendarios más cargados y echan de menos los dólares, no parecen halagüeñas.

- Rugby a siete. También fue olímpico, pero el grande, el de 15 jugadores, en París 1900 y 1924, cuando fue expulsado tras la batalla campal en el partido Francia-Estados Unidos; Londres 1908 y Amberes 1920. Rogge jugó como tercera línea y parece una recomendación interesada de admisión para quedar bien con uno de los grandes deportes. La modalidad a siete, aunque atractiva, es una variante menor, pero le viene bien al COI porque, en su campaña de no pasarse de atletas, le sale por menos de la mitad en números.

La apuesta general del COI, con todo, va más por dejar sitios libres que por incorporar modalidades. Salvo los que tengan poder y razones para defenderse, las demás arrojarán la toalla. Lo peor de quedarse fuera del olimpismo es salirse del reparto del dinero de las televisíones y los patrocinadores y de toda influencia.

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