"Linux no está listo para el consumidor"
El programador mexicano explica por qué los programas 'libres' aún no han llegado a los hogares
Es uno de las 100 personajes de este nuevo siglo, según la revista Time. Este programador mexicano de 29 años es una de las figuras más importantes del movimiento del software libre, y el fundador del proyecto Gnome, que está tratando de ponerle rostro a Linux diseñando un escritorio [pantalla de entrada al sistema] similar al de Windows. La idea es llevar las ventajas del software libre a los hogares. Y para ello, reconoce Icaza, aún queda un largo camino.
Pregunta. En una visita a Madrid en 2000, usted aseguraba que, en uno o dos años, "la oferta propietaria será muy pobre en comparación con la libre", debido al modelo de desarrollo en comunidad del software abierto. ¿Se ha cumplido la previsión?
"Hay oferta completa de aplicaciones 'libres' para el 80% de la población. El problema es que el usuario doméstico reclama el 20% restante"
Respuesta. En muchas áreas, la oferta libre ya es mejor que la propietaria, particularmente en los servidores. Lo que no ha cristalizado es el escritorio. Algo que ha quedado muy claro es que, desgraciadamente, Linux no está listo para el mercado del consumidor. El usuario tradicional, la gente que tiene un ordenador en su casa, no está lista para utilizar Linux, por una serie de razones. La más importante es que no hay aplicaciones de mercados verticales para Linux, son difíciles de conseguir. Aplicaciones del estilo software de heráldica o software de recetas andaluzas son muy verticales, y se realizan en grandes volúmenes para la industria de Windows. El mercado de Linux no existe para ellas. Desde los últimos dos años, tenemos una oferta completa de aplicaciones, tanto de servidor como de estaciones de trabajo, para el 80% de la población. El problema del mercado del consumidor es que éste reclama el 20% restante.
Si lo que quiere escribir es "Miguel de Icaza se equivocó", es verdad, me equivoqué, pero, por otro lado, hay países como Taiwan, Japón, India, y regiones como Extremadura o el Estado de Río Grande do Sul, en Brasil, que están utilizando Linux.
P. Microsoft dice que las administraciones deberían utilizar el mejor software, sea libre o propietario.
R. El argumento tiene lógica si la versión libre es una porquería y vale más la pena comprar la propietaria. Pero la decisión es más compleja y más sutil que eso. Si es una aplicación que usan pocas personas, tal vez no merezca la pena ni siquiera insistir en que sea libre. El coste de desarrollo de esa aplicación sería muy alto. Pero creo que hay un momento en que la balanza se inclina. No hay problema en comprar una, dos, veinte copias. Pero si vas a comprar un millón, ¿merece la pena? Office y Windows cuestan 700 dólares. Si vas a montar un millón de computadoras, ¿las características extra que puede tener Microsoft Windows valen 700 millones de euros, o tal vez podríamos invertir ese dinero en una industria nacional que produzca esas características extra?
P. Microsoft aduce que es imposible crear una industria si se exige a los programadores que pongan en común lo que han descubierto.
R. En Perú, Microsoft dijo que el software libre iba a matar la industria peruana, pero Perú produce muy poco software. El dinero que el país compra a Estados Unidos es muy superior a lo que produce toda su industria de software. Yo no creo que haya ningún problema en comprar la versión propietaria. Pero si vas a comprar volumen, como México, que iba a gastar 3.500 millones de dólares en licencias con los impuestos de la nación, el software puede ser libre o propietario, pero debería ser nacional. La ventaja del software libre es que pertenece a la nación, y también a todo el mundo.
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