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Reportaje:

Con licencia para copiar

La implantación de programas de 'software' abierto crece 10 veces más rápido que las ventas del comercial

Patricia Fernández de Lis

La corriente recorre China, pasa por Wall Street, se dirige a Hollywood y llega a Extremadura. Son ya miles las empresas y gobiernos de todo el mundo que han decidido dejar de comprar programas de ordenador y cambiarlos por soluciones de software abierto, una corriente que defiende que los programas deben ser libremente creados, modificados y distribuidos. Es un desafío de primer orden para la mayor empresa de software comercial, Microsoft, que cree que este movimiento puede acabar con la innovación de la industria.

Merrill Lynch, Dresdner y organismos de gobiernos como China o España son algunos de los que se han 'pasado' a este movimiento
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Richard Stallman estaba muy enfadado. Una de las impresoras del laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT (Massachusetts Institute of Technology), en el que trabajaba como programador a mediados de los 80, había empezado a masticar todos los folios que pasaban por su interior, y luego los expulsaba en forma de nieve de papel. Stallman llamó entonces al fabricante de la impresora. Quería arreglarla, y creía saber cómo hacerlo, así que pidió a la empresa el código fuente de la impresora, es decir, el libro de instrucciones informáticas donde reside su secreto de programación. La empresa se negó. La impresora, decía, es nuestra, nosotros la hemos creado, y tenemos derecho a explotar sus ventas; no vamos a desvelar cómo es su interior. Richard Stallman decidió entonces abanderar un movimiento que liberara el software, es decir, que permitiera que los programas informáticos pudieran ser libremente estudiados, modificados y, después, distribuidos.

Ésta fue una de las decisiones que han marcado el movimiento del software libre, un nombre que intenta abarcar un mundo complejo y heterogéneo y que, hasta hace muy poco, sólo interesaba a los expertos que lo creaban.

Pero el software abierto ha explotado. Según IDC, las implantaciones de sistemas operativos escritos en software libre están creciendo diez veces más que las del comercial. El software abierto funciona en grandes empresas como Merrill Lynch, 7-Eleven, Amazon o Dresdner; ha ayudado a crear películas como Titanic, Shrek o La comunidad del anillo; y une a agencias y organismos de Gobiernos como el español, el chino, el alemán o el noruego.

¿Qué es exactamente un programa libre? Cuando un usuario compra una licencia de software propietario, como las de Microsoft, Oracle o SAP, está pagando por un derecho de uso. El programa sólo puede ser modificado por la compañía que lo creó, y copiarlo está considerado piratería. Un usuario de software libre tiene otros derechos: utilizar el programa, modificarlo y distribuirlo. En realidad, no sólo puede distribuirlo, sino que, según la filosofía de este movimiento, debería hacerlo.

Precio e independencia

Las ventajas que, según los defensores del software libre, tiene el modelo están relacionadas con estos derechos: precio -no hay que pagar licencia-, flexibilidad -puedes diseñar el software como tú quieras- e independencia, porque nadie controla el software libre. El usuario no depende de la voluntad de un único fabricante al que, quizá, no le interese seguir vendiendo el producto que utiliza. "Puedes confiar en una empresa, o confiar en un modelo", resume Jesús González-Barahona, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos y uno de los principales expertos -y defensores- de este movimiento en España.

Microsoft, la mayor compañía de software comercial del mundo, está preocupada. No es aún una cuestión de números. En 2001, según Gartner, más del 90% de los programas que se utilizaban en el mundo eran comerciales. Pero la popularidad del software libre se está extendiendo, particularmente la de Linux, el sistema libre más conocido y que ya hace funcionar al 15% de los servidores -grandes máquinas empresariales-.

Microsoft se ha tomado este asunto tan en serio que ha estudiado, investigado y argumentado cada posición de los defensores del software libre. Para ella, sus inconvenientes son las ventajas de sus defensores. Sobre el precio, Microsoft explica que, "en muchas ocasiones", es más caro contratar una empresa que instale software libre que comprar licencias de Windows. Respecto a la flexibilidad, Microsoft cree que "la personalización del software no depende de que se tenga acceso al código fuente, al menos, para el 99% de los usuarios". Dice que los programas abiertos son "elitistas", ya que "su desarrollo está más orientado a la élite técnica que a los usuarios". Sobre la independencia, "¿quién garantiza que quien hizo esa implantación siga existiendo?", añade.

"Pero no estamos en contra del modelo de software libre, del que estamos aprendiendo mucho", explica Isaac Hernández, director de marketing de Microsoft Ibérica. La compañía está compartiendo algunos de los secretos del código de Windows con administraciones públicas y universidades. Y es que Microsoft es consciente de que esta batalla se está librando en el frente político (ver página 7) y en el educativo. Los estudiantes de informática pasan gran parte de su tiempo desarrollando programas libres, los únicos a cuyo código pueden acceder. Microsoft, denuncian sus competidores, está regalando licencias a universidades, "algo que siempre hemos realizado", responde la compañía.

Vínculos empresariales

En el terreno empresarial, Microsoft se siente más cómoda. Las compañías cambian a Linux, principalmente, en servidores "de alto volumen y bajo coste", explica Jesús Pedraza, director de IDC España, y Microsoft sigue dominando el 90% de los ordenadores personales. La compañía conserva, además, importantes vínculos con grandes consultoras, que no venden Linux, y los pequeños fabricantes de aplicaciones que diseñan sus productos para Windows, y que necesitan a Microsoft para subsistir, no se "arriesgan" -en palabras de una empresa española- a trabajar para Linux.

Las principales empresas del sector están jugando un papel muy importante en esta lucha libre. IBM vende ordenadores y servicios con Linux. "El software libre cambia el valor para el cliente del simple producto al servicio", explica Ángel Huerta, director de Software de IBM para España y Portugal. Sun también ha apostado por Linux, y desarrolla su programa Open Office en abierto. "El método de trabajo es colaborativo, unos construyen sobre los descubrimientos de otros, lo que garantiza la innovación", dice Gabriel Jiménez, responsable de Servicios Web de Sun Ibérica. SAP y Oracle venden sus programas de gestión y bases de datos, respectivamente, para Linux. "Estaré feliz con cualquier cosa que me evite pantallas azules [señal de que Windows se cuelga]", dice Les Hayman, presidente de SAP en Europa.

Y es que, para los competidores de Microsoft, Linux es una oportunidad de oro para acabar con el poder de Windows. "Muchos de nuestros competidores apoyan Linux como producto y, sin embargo, son fabricantes de software industrial, lo que demuestra que no creen en el modelo de desarrollo libre", dice Hernández. Larry Ellison, presidente de Oracle, ha explicado públicamente que su negocio, las bases de datos, es "demasiado crítico" como para que funcionen aplicaciones libres. Hayman dice algo similar: "SAP lleva 30 años en el mercado, tiene millones de clientes, así que es complicado replicar este modelo sin cobrar por ello", dice.

El mundo abierto sigue creciendo. Una encuesta de Morgan Stanley a 225 directores de informática refleja que el 31% de ellos había sustituido recientemente servidores Windows por Linux. Pero Microsoft sigue aumentando sus ingresos; en el año fiscal 2002 vendió un 10% más que en 2001, y las implementaciones de Linux, según IDC, se están haciendo a costa del sistema Unix, que Microsoft no vende. Sus competidores creen, en todo caso, que la ola libre alcanzará pronto a Microsoft. Scott McNealy, presidente de Sun y enemigo íntimo de Bill Gates, suele decir: "Estamos entrando en un mundo de sistemas abiertos, y un mundo sin puertas [Gates] no necesitas ventanas [Windows]".

El mito de la 'gratuidad' y otras cuestiones

¿Quién crea el software libre? Millones de programadores en todo el mundo están, en este momento, creando y modificando software libre. Internet ha revolucionado su tarea, porque facilita la comunicación y la descarga del software.¿Cómo trabajan los programadores? "En cierto sentido, es como volver a la ciencia básica", explica Jesús González-Barahona. La idea es que, como hacen los científicos de otras especialidades, los programadores estudien el código fuente, publiquen sus descubrimientos -agujeros de seguridad, vulnerabilidades a virus informáticos, mejoras- y permitan a otros beneficiarse de sus conocimientos.Si el software es gratuito, ¿de qué viven los programadores? Es cierto que no hay que pagar licencias de uso como en el mercado propietario. Pero hay empresas -los cosechadores de código- que recogen los descubrimientos de la comunidad, los empaquetan en CD y los venden como distribuciones. Otras, como las españolas Ándago o Esware Linux, cobran por desarrollar e implantar soluciones en software libre. No es, en fin, que estas empresas no hagan dinero. Es que lo hacen de otra manera: vendiendo servicios en lugar de productos.¿Hay licencias en el software libre? Básicamente hay dos tipos de licencias. La GPL, que diseñó el propio Stallman, establece la obligación de redistribuir a la comunidad los cambios que se hayan realizado en el código fuente; la BSD, en cambio, permite al programador quedarse con sus descubrimientos. Las luchas entre estas dos maneras de entender el software libre han dividido, en ocasiones, a este movimiento. Microsoft dice que la GPL acaba con la innovación.

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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