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Los partidos ven en clave política la pastoral de los obispos contra ETA y sobre el nacionalismo

El PNV dice que quienes votaron en contra actuaron como obispos, no como nacionalistas

El PP sostiene que la pastoral es un "portazo" al plan soberanista de Ibarretxe; los socialistas están "encantados", pero quieren conocer el nombre de los obispos que votaron en contra; PNV y CiU afirman que la mayoría episcopal se ha metido "en terrenos políticos" y ha asumido el "patriotismo constitucional" que predica Aznar, e IU habla de favores económicos y de un intento de dividir a la Iglesia. Los obispos vuelven a estar en el centro de la polémica tras la tensa semana de debates que han necesitado para dar a luz la instrucción pastoral contra ETA y el nacionalismo "totalitario e idolátrico".

Los obispos ya no saben cómo convencer a la sociedad española de que la condena del terrorismo por la Conferencia Episcopal ha sido siempre "unánime, inequívoca y sin matices". Ayer han vuelto a comprobar la amarga realidad. Los interminables debates para ultimar esta semana pasada una "instrucción pastoral" contra ETA han vuelto a dejar el mensaje de que los prelados no lo habían hecho antes e, incluso, una parte de sus miembros, los del País Vasco y Cataluña, pero también de otras regiones de las llamadas históricas, siguen sin rubricar esa condena.

Nada más lejos de la realidad, pero "qué nos queda por hacer para dejar clara nuestra condena", lamentó ayer un prelado andaluz. "He votado favorablemente la pastoral porque estoy de acuerdo en prácticamente todos sus puntos, pero me siento ofendido cuando leo que es la primera vez que condenamos a ETA, y también que se diga que hay otros obispos que no asumen esa condena. No se puede decir eso sin ofender la inteligencia de los ciudadanos", dijo.

Otro prelado, desde Cataluña, expresó su convencimiento de que la pastoral estuvo mal planteada desde el principio. "Una cosa es la condena moral del terrorismo, y otra muy distinta juntar en un mismo documento un juicio moral sobre el nacionalismo como proyecto político o de gobierno. Ahí no es fácil llegar a acuerdos, como tampoco llegan las fuerzas políticas. Lo vemos cada día". Su voto fue negativo precisamente por eso. "Es como si me ponen en un mismo documento la condena de los atentados de Nueva York y cómo ha administrado Bush aquella tragedia. A lo primero diría que sí, cómo podría decir que no, pero a lo segundo diría que no".

Estas reflexiones se añaden a las más genéricas del arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, y del obispo de Canarias, Ramón Echarren. "Sería absurdo esperar una opinión absolutamente unitaria en las cosas opinables. Pero en lo fundamental hay un acuerdo unánime", dijo Amigo a Europa Press. Por su parte, Echarren ironizó: "Claro que hay división en algunos puntos, pero eso ocurre hasta si nos planteamos si nos santiguamos".

"A nadie en sus cabales le puede caber la menor duda de que la Iglesia católica, y las demás iglesias, condenan el terrorismo", dijo a Efe Ramón Jáuregui, diputado socialista y ex vicelehendakari. En cambio, Javier Rojo, miembro de la Ejecutiva del PSOE, agradeció a los obispos la pastoral con el argumento de que "ya era hora". Rojo pidió a los ocho prelados que votaron en contra "que digan quiénes son y por qué están en contra" para "saber por dónde vienen las cosas". "Si no lo quieren decir, en el cielo nos enteraremos", dijo. Rafael Hernando, del PP, vio en la pastoral un "portazo" al plan soberanista del Gobierno vasco, mientras que el líder de IU, Gaspar Llamazares, acusó al PP de dividir a la sociedad e, incluso, a la Iglesia con sus presiones.

El peneuvista Iñaki Anasagasti cree que los obispos se han metido "en terrenos políticos" para apoyar "el patriotismo constitucional de Aznar". Los prelados que votaron en contra de la pastoral lo hicieron como obispos, no como nacionalistas, opinó el portavoz del PNV. Anasagasti ve en esos prelados la herencia ética de Francesc Vidal i Barraquer, cardenal arzobispo de Tarragona, y de Mateo Múgica, obispo de Vitoria, cuando fueron los únicos prelados que en 1936 se negaron a firmar el documento episcopal de apoyo al golpe militar del general Franco.

El secretario general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, expresó su "respeto" por el texto, pero dijo que tiene "contradicciones" con lo dicho por el Papa ante la ONU sobre las naciones. Francisco Rodríguez, del Bloque Nacionalista Galego, opinó que la Iglesia recibirá favores económicos del Gobierno tras la pastoral.

El cardenal Antonio María Rouco.
El cardenal Antonio María Rouco.

Debate sobre el diálogo y la mediación

Roma y el cardenal Rouco se las prometían muy felices el 13 de enero de 2000 cuando, con sutileza vaticana, forzaron la dimisión de José María Setién como obispo de San Sebastián "por razones de salud", según el Vaticano, "para asegurar el mayor bien desde una más amplia perspectiva de futuro", según Setién. Llevaba 27 años en el cargo y, además de nacionalista, como la mayoría de su clero y fieles, era partidario del diálogo e, incluso, de poner precio a la paz. 12 días antes había dicho: "No he oído decir sensatamente a nadie que la paz tiene que ser a cualquier precio, porque, si no tuviera precio, la paz no sería difícil conseguirla".Cuando Roma trasladó aquel mismo día a San Sebastián, desde Zamora, al obispo Juan María Uriarte Goiricelaya, con gran regocijo del Gobierno, se destacó su papel de "mediador" entre el Ejecutivo y ETA durante la tregua de 1999. Aquellos encuentros tuvieron el respaldo eclesiástico. Ahora, la jerarquía excluye tajantemente el diálogo y, mucho más, la mediación. Fue uno de los puntos calientes del debate y, a juzgar por las votaciones, la prueba de que la influencia de Setién sigue siendo grande. Y que su sustitución por Uriarte, otro nacionalista, no fue precisamente una sutileza romana, ni un bálsamo.

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