_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Golfos y golfistas

Ayer, fue el día de los empresarios; hoy, les toca el turno a los grupos ecologistas, EU e IU, con Ribó y Llamazares, a la cabeza, Els Verds y los despendolados que bajan de Aragón y Cataluña, no contra valencianos y murcianos, "sino contra un plan que atenta contra todos". A los de la Cierval y a los del PP, que no se aclaran entre sí, se les vio la oreja: green por escaños; hoyos por votos. Los primeros, con la bandera de un PHN, que cubre caudales de especulaciones y de artimañas electoralistas; los segundos, por una nueva cultura del agua, para impedir la voladura medioambiental. Y voces autorizadas que exigen un modelo de agricultura valenciana, porque "lo que interesa a algunos es que la agricultura desaparezca del arco mediterráneo, para convertirlo así en el geriátrico de la Unión Europea. Un pacto entre caballeros", comenta Ernest Blasco, coordinador en las comarcas alicantinas de la Unió de Llauraors. Lamentable que el déficit hídrico, que pasa por una solución equilibrada y racional, se utilice como instrumento de confrontación.

Del "ni una gota de agua trasvasada para los campos de golf", que anunció el Gobierno del PP, al "los campos de golf producen una rentabilidad que no produce ningún tipo de cultivo", en desafortunada y triunfal declaración de Javier López, secretario de la Coepa, se abre una contradicción profunda, reveladora y de difícil apaño. Alguien miente en todo esto. Javier Arenas se ha apresurado a concretar la redacción del artículo 17 de la Ley del Plan Hidrológico Nacional: las aguas del trasvase sólo para el abastecimiento de ciudades, municipios y regadíos. Javier López ha tenido que envainársela. Aunque algo tarde ya: habían enseñado hasta el plumero.

Pero los campos de golf no sólo se tragan mucha agua, aunque sea de tercera calidad, sino que precisan la tira de hectáreas, para instalaciones e infraestructuras. Y basta visitar una comarca, como la de la Vega Baja, con el Segura envenenado, para percatarse del destino del sector agropecuario: cuatro mil familias residentes y una mano de obra estacional pueden irse al traste. Demasiados empleos en capilla. La agricultura es una profesión desacreditada a propósito y lista para su amortización. ¿Qué previsiones se han tomado en este orden de cosas? Aunque, según la UE, para el año 2010, el 12 por ciento del suelo agrícola de nuestra autonomía deberá utilizarse para cultivos ecológicos, en la actualidad sólo se dispone del 4 por ciento.

Y si bien es verdad que los campos del golf, en número desorbitado, particularmente en la provincia de Alicante -ya en funcionamiento o en proyecto- exigen un alto consumo de agua, más cuantioso es aún el de las urbanizaciones, hoteles y servicios que se han construido y se construirán en sus inmediaciones. Ahí está el negocio. Una especulación tan abusiva presagia un futuro caótico. Cubierta una determinada cuota, el precio del agua se disparará notablemente. Aunque el franquismo ha sido condenado, existe y se perpetúa. Y se perpetúan sus faraónicas obras públicas. El trasvase del Ebro quizá no vaya más allá de un reclamo electoral. De momento, a ver dónde se coloca la presa para regular los caudales del hipotético trasvase, porque nadie la quiere. O sea, a día de hoy, ni cascabel, ni gato.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_