Verano porteño a precios muy tentadores
Buenos Aires se reinventa para recibir a miles de visitantes en plena crisis
La ciudad permanece. La que se recuerda, se cuenta, se imagina, se conoce o se sueña. Cuando todavía se suceden, más espaciadas, las réplicas del devastador terremoto económico que azotó al país hacia finales de diciembre y comienzos de enero pasados, la primavera austral -el verano comienza el 22 de diciembre- ha hecho brotar de las ruinas una sobredosis de imaginación, de ganas y creatividad que animan a los viajeros con sed de pasiones.
Buenos Aires no es un casco histórico ni un centro comercial; es un puzzle de barrios marcados por las cicatrices de la corrupción, las historias aberrantes, las periódicas decisiones arquitectónicas sin sentido y un pasado de ambición europea que resiste con una nobleza impostada en muchos edificios que evocan a París.
Si bien se mira, la marcha está en las calles. La que se desee. Durante el día humea el caldo espeso de la protesta, el reclamo, la bronca y una furia que parece siempre a punto de desencadenarse. En las noches, luego de que los "cartoneros" arrasen con los restos, los bares de San Telmo, Palermo Hollywood -el barrio mítico de Borges tomado por la movida joven-, Las Cañitas en el Bajo Belgrano, Puerto Madero y demás lugares de moda se colman hasta la madrugada. Cada fin de semana suben a escena más de cien obras de teatro y se ofrecen hasta doscientos conciertos de música de todos los géneros. A diario se organizan decenas de conferencias, debates, encuentros culturales, y se presentan libros, vídeos, documentales, muestras, instalaciones. La producción artística es abrumadora.
La devaluación del peso, sometido durante los últimos 10 años a la camisa de fuerza de la Ley de Convertibilidad que le imponía la paridad uno a uno con el dólar y que convirtió a Buenos Aires en una de las ciudades más caras del mundo, contribuye ahora al arribo masivo de turistas. Ya son más de 500.000 los chilenos, peruanos y uruguayos que cruzaron la cordillera de los Andes para aprovechar las increíbles ofertas. "Buenos Aires no es barato, es un regalo", anuncia la compañía Delta Airlines en Santiago de Chile. Según la consultora Mercer, Buenos Aires ha pasado en un solo año del puesto 23 al 133 de la lista de las ciudades más caras del mundo.
Un par de zapatos del mejor cuero argentino y diseño comparable al italiano, a 120 euros en cualquier sitio, puede conseguirse aquí por 40. Todo sale tres veces más barato, salvo algunos hoteles o servicios turísticos que, a pesar de las protestas, continúan aplicando su tarifa con el dólar como valor si el interesado se identifica como extranjero.
Desayuno con un euro
Una noche de verano inolvidable, a la luz de la luna y a orillas del canal donde se aparcan los veleros, mirando la ciudad desde el nuevo barrio de Puerto Madero, es posible comer en un restaurante italiano de inmejorable cocina, bebiendo vinos argentinos que compiten entre los mejores del mundo, por sólo 12 euros. Con un euro se puede desayunar café con leche, zumo de naranja y tres crocantes medialunas en el bar de la esquina donde se cruzan las calles Brasil y Defensa, al sur de San Telmo, en el límite con el barrio de La Boca. Con todo el tango como música de fondo del paisaje.
La oportunidad incluye las salidas cortas desde Buenos Aires hacia las maravillas naturales de todo el país: las formidables cataratas del Iguazú en el extremo noreste, los glaciares y lagos en el sur, el santuario de las ballenas sobre el Atlántico, la ruta del vino en la precordillera de los Andes o los valles calchaquíes en el noroeste. Las opciones incluyen las estancias, en el centro y sur del país, que abrieron sus tranqueras para recibir y hospedar en sus cascos coloniales a visitantes interesados en montar a caballo, cazar, pescar, ordeñar vacas, comer carne al asador y extender la sobremesa alrededor de un fogón. Antes de finalizar su estadía, el viajero deberá reservarse todavía unos días libres para extender el paseo hasta el delta del río Paraná, en el norte de Buenos Aires, y algunos otros suburbios.
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